Capítulo 44: El putrefacto sabor de la verdad

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Para la madrugada, Angela y Deborah se marcharon del Hospital. Ya no había nada que hacer ahí esperando, a Chris o a Daniel, no los dejarían ver hasta el día siguiente, así que era mejor regresar a casa y descansar. John también se fue junto con las chicas, para quedarse a pasar la noche en casa de Deborah. Había sido muy sensato al no querer conducir después de la noticia y tomar un taxi en cambio.



El consuelo durante el trayecto, nadie lo encontró. Su cuerpos de momento yacían secos de tanto llorar, sin fuerzas para seguir roturándose en la evaluación de la fatalidad o la tristeza de lo ocurrido. Se inmiscuyeron en un doloroso silencio, sin exaltes, ni aferrarse a la inundación de los llantos y lamentos sin dirección.



A todo esto, el vacío de las razones por las que Chris y Daniel habían sufrido el accidente, eran un incierto. Dada la investigación, profesionales dieron a conocer que el auto venía a gran velocidad, por las huellas de las llantas y el inseguro freno que aún se lograba ver en la escena, fue lo único que pudieron decir. El resto ya formaba parte de especulaciones y conclusiones personales. Lo extraño que vieron el resto y los que conocían a Daniel, era que él jamás conducía a grandes velocidades, mucho menos siendo consciente de la temporada climática en la que se encontraban. Lo que fuera que lo indujo hacerlo, debía ser importante.



Una vez en su habitación, Angela se percató de donde exactamente había dejado olvidado a su celular, sobre la dinámica mesa de maquillaje. No le dio interés, quitó su ropa e ingresó a tomar un baño. Después de ducharse, se recostó sobre la cama con la toalla en su cuerpo, y otra sobre su cabello. Se sentía exhausta, solo quería olvidar por un momento lo que sucedía, pero era imposible sacarse de la cabeza lo obvio.



Intercambió sus pensamientos por los recuerdos del beso con Harry. Lo recordaba con una acrecencia, con luz en su interior. No creyó que se volvería a sentir así tan pronto, pensó que las moléculas en su cuerpo que la harían apreciar el enamorarse, se habían calcinado con la muerte de Santiago. Le había dado tanto peso al suceso, que estaba convencida que él había matado todo lo bueno en ella; como el creer en la bondad o el amor de ciertos corazones.



Harry y ella no se dieron cuenta de como surgió lo que sentían. Sólo se habían visto una tantas veces para hablar de casos extraoficiales de crímenes, nada romántico si se era razonable. La primera vez que se conocieron, fue en casa de Deborah, apenas y hablaron, solo hubieron bajas miradas. La segunda vez que se encontraron, fue en el interrogatorio, al principio ocurrieron esos divertidos coqueteo por parte de Angela, segundos luego, sus mutuas presencias se volvieron hostiles del uno para el otro.



Se vieron una tercera vez, para hablar de lo que Angela creía, y de lo que el había concluido de Carlos Benson y su traición con la ley; Angela ya notaba la dulzura en la voz de Harry, pero siempre esquivó sus ojos cada que él, repentinamente buscaba los suyos. La cuarta vez, cuando la esperaba fuera del colegio, donde le planteó él su teoría de que Chase estaba muerto, Angela siguió esquivando su iluminada mirada. Con esa última vez, ella no había notado que ya tenía cierta confianza en él. Lo llamó solo Harry y lo trató de tú, y cuando se despidieron dentro del auto besaron sus mejillas, y bajo el asiento la mano de Harry estaba sobre la de Angela, la situación terminó incómoda, ella huyó. A los chicos jamás les mencionó que atravesaba un raro sentir.



Pero aún así, pasó lo que pasaría, estaba sucediendo. La extrañeza del corazón era toda una codificación de confusas razones y saberes. Nunca se podía conocer con exactitud cuándo y cómo el amor se presentaba a tus pies, rindiéndote honor, regalándote sonrisas esperanzadoras, brindándote el mundo a tu merced de forma ficticia, pero con un sentimiento igual de real que la misma vida.



Así empezaba el amor: "Dulce al principio y amargo al final, y enveses, hasta se podría volver un asesino de almas". -Se le vino a Angela tal enunciado en la mente-. ¿Realmente quiero eso? -Se preguntó. Un putrefacto sabor se hospedó en su paladar, como si percibiera el espantoso final de su posible romance. Hasta pensar en el amor se volvía tan perturbador para ella. Engendrada tanto daño en su corazón, que ni sus propios sentimientos se salvaban de su pesimismo.

LO MEJOR ES CALLAR: Deseo de Justicia [4to BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora