Capítulo 34: Instintos aterradores

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Deborah esperaba ansiosa desde su balcón por la llegada de Chase. Tenía enfrente una linda vista. Siempre las noches de luna llena en Heaven Grim, eran aterradoramente hermosas. La luna se veía y sentía a la vez tan cerca, que parecía estar de caída sobre el pueblo. Deborah la contempló como su vigilante y guardiana, ante los estremecimientos de pavor que repercudían en sí mima.



Luego de encomendarse múltiples de veces a Dios, le pidió a luna que de alguna forma cósmica le diera una comunicación. Hasta llegabas a sentirte vigilado, y si el frío era un consistente de despabilarte las sensaciones, era cuando la noche se espetaba aterradora y su escalofriante clima, un total punzante del miedo.



Un Hyundai Accent Sedán, dio un freno incauto, fuerte, irritante a los oídos y estremecedor para el cuerpo, fuera de casa de Deborah. Chase había llegado y en menos de cinco minutos. Bajó veloz de su auto y subió con misma desesperada rapidez los primeros escalones a la casa Santini, los cuales topaban con la acera. Cruzó el gran patio frontal luego de pasar por aquellas puertas gigantescas sin seguro, que la hacían ver a la casa como un palacio. Tocó el timbre de la segunda puerta. Desde ahí no se fijó que Deborah se encontraba en su bello balcón. Tocó de nuevo, ésta ya venía bajando las escaleras; tocó una vez más, ésta se presentó justo enfrente. Desde afuera, se podía ver su fina silueta con marca de modelo junto a su feroz y volátil cabello alaciado, a través de la puerta espectral.

Abrió Deborah la puerta con recelo. Vaya rostro traía Chase, cargaba la maldad reencarnada consigo. Se expresaba diez veces más aterrador que Dave sobre su cuello. Deborah retrocedió, y con un control en su mano reprodujo una lista de música personal.



-¿Donde tienes el video? -Le preguntó Chase dando un paso adelante. Se aseguró de cerrar la puerta muy bien.



-¿No íbamos a charlar? -enfatizó Deborah-. Sígueme.



Se dirigió hacia al comedor. Tenía servida una botella de vino sobre la mesa, con dos copas a su lado.



-¿Es un chiste? -No le gustaba a Chase ese juego tan depravado como él.



-Te dije que hablaríamos -Deborah continuaba manteniendo su distancia. Se sentó del otro lado de la mesa, enfrente de Chase.



En el asiento de alado, Deborah tenía un cuchillo de la cocina a su disposición. Lo tanteó para asegurarse de que estuviera ahí, en efecto lo estaba, se relajó un poco. Era de gran tamaño, que podía armarse de valor.



Levantó de su asiento, tomó la botella de vino, vertió suficiente de el dentro de las copas. Le dio un sorbo a una de ellas, la misma que deslizó para Chase. Volvió a tomar asiento.



-Y dime Deborah. ¿Qué deseas saber? -Su voz estaba afilada y su mirada cada vez más siniestra. Fundía miedo, pero Deborah tenía un arma a su favor, quizás eso domaría cualquier impulso por parte de él...



En casa de los Benson, Chris le hizo quitar a Daniel su camisa de tela, con ella abrió la puerta entre el garaje y la casa. No fue necesario encender las luces, ya lo estaban. Corrió Chris a la cocina en busca de bolsas plástica, pero mucho mejor, encontró guantes de látex de uso doméstico. Le regresó su camisa a Daniel y los tres procedieron a ponerse los encubridores de huellas. Ahora si estaban listos para encontrar los casetes.



-No toquen de más, no muevan nada y cuiden...



Daniel alcanzó a tomar en el aire un adorno sobre la repisa cerca a las escaleras que el tropezó.



-Eso -indicó Chris-. No hagan quebrar nada. No hagamos quebrar nada -reiteró. Continuaron hacia arriba.



-La habitación de Chase es aquella -apuntó Angela al final del extenso pasillo.

LO MEJOR ES CALLAR: Deseo de Justicia [4to BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora