Noah.
Me levante a duras penas de la cama, la fiebre ya había bajado un poco pero aún no me sentía muy bien, el doctor me había dicho que todo era a causa del trabajo, mi salud no era la mejor del mundo y era muy común para mi tener fiebre casi de la nada.
La habitación no tenía muchas cosas que me ayudarán a mi estado, no había salido del hotel en los últimos dos días, sin embargo, no podía quedarme aquí por siempre, decidí salir para ir a la farmacia más cercana y así luego volver y seguir durmiendo.
Tome un gorra para que el sol no lastimara mis ojos, salí del hotel un poco arrepentido, las calles estaban llenas de personas y era un poco difícil caminar sin chocar con alguien, el ruido estaba haciendo que mi cabeza doliera y el sol lastimaba mis ojos a pesar de la gorra. Llegar a la farmacia fue todo un reto, pero finalmente lo logré, compré un par de cosas de manera rápida y luego salí de ahí.
El camino de regreso fue aún más difícil, me sentía realmente mareado y mi cabeza podía explotar por el dolor en cualquier momento.
—Oye, Noah —voltee a donde escuche la voz.
A pesar de estar justo frente a mí, la voz de la señora Harper se escuchaba muy lejana, como si estuviera a miles de metros de mí.
—¿Estás bien?
—S-si —trate de responder.
—No te ves muy bien —comento haciendo una mueca.
—N-no...se p-preocupe, estoy b-bien.
—No, no lo estas —negó—, ven conmigo.
Me ayudo a caminar y me llevo hasta su camioneta, al principio intente negarme, pero finalmente me rendí y subí al auto, era muy probable que fuera mejor para mí estar bajo su cuidado. A lo largo de estos años cuando mi salud empeoró, mi madre se encargó de cuidarme.
Casi nunca he pasado una fiebre solo, las cosas se ponían muy malas para mí, podía pasar días enteros en cama y ahora mismo sin la ayuda de mamá era muy difícil para mí saber muy bien que hacer, me sentía bastante aturdido y apenas podía mantenerme de pie por mí mismo.
—¿Desde cuanto estas así?
—Desde hace unos días —respondí en medio de cortas respiraciones.
Vi como la señora Harper hizo una pequeña mueca, no podía mantenerme despierto por más tiempo por lo que cerré los ojos dispuestos a dormir, en cuestión de un segundo ya estaba profundamente dormido.
—Noah, despierta.
Me moví incomodo, el cuerpo me dolía un poco, sentí un ligero movimiento y abrí mis ojos sintiéndome desorientado.
—Cariño, ya estamos en casa.
—¿Mamá?
No recibí respuesta, a duras penas pude abrir mis ojos y noté que estaba sentado en el asiento de un auto, a mi derecha, estaba una mujer que no podía reconocer tratando de despertarme, a medida que mi vista se aclaró pude notar que se trataba de la señora Harper.
Me ayudo a entrar a su casa con mucho cuidado, me llevo hasta una habitación donde me dejo acostado en la cama, salió diciendo algo que no pude comprender, tal como estaba estos últimos días, me sentía fatal, incluso peor que antes si eso era posible.
Escuche la puerta abrirse y también unos murmullos, tenía los ojos cerrados por que estaba muy cansado como para mantenerlos abiertos.
—M-mi medicina —intente pedir, pero no sabía si lo había logrado.
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Why Not?
Teen FictionUna pareja, un accidente, miles de recuerdos perdidos, cuatro años de recuperación y un corazón en el olvido. El amor lo vence todo, ¿incluso el tiempo y los recuerdos perdidos? vale la pena volver a amar y volver a enamorarse, ¿arriesgarse? ¿por qu...