Why Not?

44. Tres pizzas familiares.

Alec.

—¿Entonces quieres disfraces para Halloween? —pregunté sorprendido.

—Si, bueno —Noah parecía nervioso—, los chicos y yo queremos salir y ver a los niños pedir dulces.

—¿Ya tienes algo en mente? —indague curioso.

—He visto algunas opciones —respondió sonriendo—, podemos verlas más tarde y elegir juntos.

Noah parecía estar nervioso por aquella conversación, ambos estábamos en la cocina preparando nuestro almuerzo cuando aquella conversación salió de la nada, bueno, en realidad no fue algo improvisado.

Habíamos invitado a sus amigos al departamento, Noah quería aprovechar y pasar tiempo con esos tres ahora que Dylan estaba en el país, por lo que, ellos vendrían a cenar con nosotros.

—¿A qué hora llegarán tus amigos para la cena? —pregunté mientras cortaba los vegetales.

—Como a las siete, ¿Por qué?

—Hay que llamar a la pizzería —informe.

—Créeme, es mejor esperar a que ellos estén en casa —dijo divertido—, van a pelearse por que pedir y al final terminaran pidiendo que nosotros elijamos que comer.

—¿Entonces no a la pizza?

—¿Quieres comer pizza?

Me encogí en hombros, la verdad era que sí, pero estábamos intentando comer menos comida chatarra y más comida hecha en casa, los últimos meses habíamos pedido demasiada comida a domicilio y habíamos gastado mucho, ahora, con los planes de la boda debíamos ser más precavidos y ahorrar dinero.

—Por cierto —llame su atención—, ¿Ya tienes pensada la fecha?

—Hay muchas opciones aun —dijo—, ¿Qué te parece si vemos opciones luego de almorzar? También quiero saber que quieres tú.

—¿Qué quiero yo? —pregunté repitiendo lo que dijo— Yo quiero casarme contigo en este momento.

Deje lo que estaba haciendo y le abracé por la espalda, hundí mi nariz en su cuello y aspire su agradable aroma a frutos, seguía sin saber si era su jabón o su crema corporal la que le daba ese dulce aroma.

—Me casaría contigo ahora mismo —asegure—, pero también quieto verte vestido con un hermoso traje blanco.

—Hablando de eso —se dio la vuelta entre mis brazos, quedando frente a mí—, ¿Te molestaría si llevara flores?

—¿Por qué me molestaría?

Hice una imagen mental de aquello, Noah caminando hacia el altar, vistiendo un traje blanco que se ajusta perfectamente a su cuerpo y a sus curvas, con un ramo de flores entre sus manos, sus bellos ojos verdes y su hermosa sonrisa.

—Es una hermosa imagen mental —murmure cerca de sus labios.

—Debemos seguir con la comida —murmuró al igual que yo.

—Ya no tengo hambre —negué divertido.

—Pues yo sí, a cocinar.

Se alejo de mí y siguió cocinando como si nada, solté un suspiro si seguí con mi tarea de cortar los vegetales, finalmente minutos después había terminado con mi tarea.

—¿Quieres que te ayudé en algo más? —pregunté.

—¿Puedes poner la mesa?

—¿Estás echándome de la cocina? —indagué.

—Así es —asintió.

Le mostré la lengua de manera infantil y me aleje de la cocina, no sin antes buscar las cosas necesarias para poner la mesa, no tarde mucho tiempo y justo cuando termine de acomodar todo, Noah anunció que la comida estaba lista por ll que le ayudé a servirla en nuestros respectivos platos.