15. Posibilidad.

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Alec.

Estaba más cansado que de costumbre, en los últimos días mi método de supervivencia era tomar una taza de café cada vez que el sueño me invadía, ahora mismo estaba en la terraza del departamento fumando un cigarrillo.

—¿Tienes uno para mí?

—Es el ultimo, pero no me molesta compartir —respondí.

Después de casi un mes, Jay y yo por fin nos habíamos visto, no habíamos hecho mucho más que cenar y cosas de adultos, sin embargo, justo ahora me sentía muy cansado para hacer algo más.

—¿Por qué te pintaste el cabello? —pregunte por segunda vez.

—No te gusta, ¿cierto?

—No es eso, es solo que...

—No quiero escucharlo, siempre es lo mismo contigo —se quejó—, nunca estas conforme con lo que hago —dijo mostrando su molestia de hace rato.

—No sé por qué estas tan enojado, no he dicho nada malo acerca de ello —replique—, ¿sabes qué? Me voy a dormir, estoy cansado de esto.

Dijo un par de cosas más, aunque no me detuve a escucharlo, desde que me mostro su cambio ha estado a la defensiva con cualquier comentario que hacía, incluso cuando le pregunté por qué no me había dicho nada.

Se había molestado diciendo que estaba siendo un controlador, también dijo unas cuantas cosas más que no valía la pena repetir, era por eso que había salido a fumar, para así poder calmar mi molestia. Era más que claro que eso no había servido de mucho porque estaba más cansado y estresado que antes.

No sé en qué momento Jay se fue a la cama, tampoco sabía si lo había hecho por que en la mañana cuando desperté no estaba a mi lado.

—¿Tienes hambre?

Tallé mis ojos y le vi moverse en la cocina, suponía que estaba haciendo el desayuno por el olor que emanaba y por qué esa sería la única razón para estar ahí.

—Claro.

—Lamento lo de anoche —se disculpó—, he estado muy estresado y me desquite contigo, no estuvo bien de mi parte.

—No te disculpes, yo también estaba estresado.

—¿No vas a disculparte? —pregunto confundido.

—Lo siento.

Realmente no lo sentía, ninguno tenía que disculparse por algo que surgió a base del estrés, además, lo único que hice fue no discutir con él y no consideraba que eso fuera tan malo como para tener que disculparme.

Estaba bastante tenso en todo el momento que compartimos para el desayuno, era como estar frente a una bomba de tiempo, no sabía en qué momento o con cual comentario de mi parte Jay podía explotar.

Por fortuna a la hora del medio día tuvo que irse, me sentía como la peor persona del mundo al sentirme bien estando solo y no con él, eran ese tipo de cosas que a veces hacían que me cuestionara la razón por la que estaba con él o si realmente quería estar con él.

A veces llegaba a la conclusión que no era lo suficientemente valiente como para terminar la relación, me asustaba el hecho de romperle el corazón, no podría vivir con otro corazón roto en mi conciencia.

Mis pensamientos se vieron interrumpidos cuando mi móvil recibió una llamada de una persona inesperada.

—Tendrás que recompensarme por mi buen trabajo —fue lo primero que dijo cuando conteste.

—¿Pudiste conseguirlo?

—Lo hice, fue un poco difícil, pero lo hice —aseguro—, pasé dos días caminando por toda Barcelona, pero lo conseguí.

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