11. Lapso de Tiempo

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Alec.
 
Sin enterarme, ya habían pasado tres semanas desde que había iniciado mi tiempo como interno en el hospital, al principio —como todas las cosas— todo era color de rosa, pero, una vez el trabajo aumento y empezaron a ponerme a prueba, los días se hicieron mas casados y las horas más largas.
 
Mis padres se habían ido de vacaciones hace no mucho, además, por palabras de mi padre los Spencer también habían viajado con ellos, tuve el impulso de hablar con él durante ese tiempo, al menos para saber cómo estaba, sin embargo, no lo hice y no sabía por qué.
 
Note, en los pocos días que estuvo aquí lo mucho que había cambiado, ya no era el niño de hace años, pero también note que sus sentimientos aún estaban a flor de piel.
 
Ese día en el almacén, cuando le vi llorar tome una nueva perspectiva, hasta el día de hoy, aun no podía dejar de pensar en lo transparente que era.
 
Cuando algo le molestaba fruncía el seño sin ocultar su molestia, sonreía cuando algo le gustaba, eso lo vi cada vez que veía algún artefacto en el almacén, su nariz se ponía roja cuando lloraba y al estar enfermo, su rostro se sonrojada mucho.
 
—¡Alec!
 
Regrese a la realidad cuando alguien golpeo mi hombro, fue entonces que me di cuenta que estaba aún en la cafetería del hospital.
 
—Estás en otro mundo.
 
—Lo siento, estaba pensando en otra cosa —me disculpe—, ¿sabes algo acerca del paciente de ayer?
 
—Nada aun —negó Lissa.
 
Ayer por la noche, un hombre de mediana edad llegó muy lastimado, los doctores y cirujanos han estado con él desde que llegó y hasta ahora no hay noticias, además nadie ha venido para preguntar por él lo que es muy triste.
 
—Oye, no pienses mucho en ello —recalco Lissa— a nadie le hace bien pensar en los accidentes.
 
—Yo...
 
Los gritos histéricos de una mujer se hicieron presentes en la recepción del hospital, Lissa y yo fuimos a ver que pasaba por que se escuchaba un completo alboroto.
 
En la entrada, había una mujer de mediana edad, con ella un niño de unos ocho años se notaba muy asustado.
 
—Vamos.
 
Lissa me empujó hasta llegar con la mujer y así averiguar que estaba pasando.
 
—¿Sucede algo? —pregunte tratando de sonar calmado.
 
—Mi esposo, ¿Dónde está mi esposo?
 
—¿Cuál es el nombre de su esposo?
 
—Mark, su nombre es Mark Johnson —respondió con la voz entrecortada.
 
Mark Johnson era el nombre del sujeto del cual estábamos hablando hace nada con Lissa, del cual no sabíamos nada.
 
—Señora Johnson, su esposo está en cirugía desde ayer por la noche —dijo Lissa— esperamos poder darle una respuesta pronto, pero por el momento deberá llenar un par de documentos y acompañarme a la sala de espera.
 
Ambas fueron a la sala de espera para llenar los documentos necesarios, cuando estaba a punto de seguirles me di cuenta que el pequeño no se había movido de su lugar.
 
—Oye, campeón —dije poniéndome a su altura—, ¿no quieres entrar?
 
Negó haciendo un puchero, parecía bastante asustado y por una parte podía comprenderlo, el recuerdo de la pequeña Jessie luego de mi accidente era lo más cercano a esta situación.
 
—¿Quieres ir conmigo a la cafetería? —pregunte sonriendo— podemos comer algún dulce mientras tu mami regresa, ¿Quieres?
 
Asintió aún demostrando un poco de desconfianza, en el camino le envié un mensaje a Lissa avisándole que el hijo de la señora Johnson estaba conmigo, así podíamos evitar futuros alborotos dentro del hospital, además, si era completamente sincero, me sentía con menos presión estando con niños que con los adultos, aun no estaba preparado para todo lo que esto albergaba.
 
Rato después, la señora Johnson entró a la cafetería luciendo ya más calmada.
 
—Gracias por cuidar de mi pequeño... ¿doctor?
 
—Harper.
 
—Gracias, doctor Harper.
 
La señora Johnson se quedó con el pequeño Mike por lo que tomé eso como una señal para retirarme, ya casi era hora de que mi turno terminará, estuve toda la noche atendiendo a los pacientes ingresados, los primeros días el cansancio era lo primero en llegar, ahora, dormir al menos una hora era todo un privilegio.
 
—Me voy a casa, nos vemos —me despedí.
 
—Adiós, trae el desayuno mañana —pidió Lissa, aunque sabía que era mi día libre.
 
—Seguro.
 
Salí del hospital para dirigirme directamente a mi departamento, lo único que deseaba en este momento era invernar una temporada entera, llevaba al menos una semana privándome del sueño y después de mucho, al fin podía ir y dormir en mi cómoda cama.
 
Llegue al departamento en menos tiempo del que pensaba, seguramente me pase algún semáforo en rojo, pero le rogaba al cielo que no fuera así.
 
Cuando estuve en mi departamento, me deshice de mi ropa y zapatos, aunque no precisamente en ese orden, me puse ropa cómoda y me acosté en mi cama dispuesto a dormir.
 
[...]
 
Eran la una de la tarde cuando desperté, casi de inmediato el hambre invadió mi cuerpo, me levanté a regañadientes y fui a la cocina en busca de algo de alimento, había hecho las compras hace al menos dos semanas, pero al no estar en el departamento había tocado muy poco mis suministros.
 
Intenté llamar a Jay, pero después del tercer intento me di por vencido, no sabía que lo mantenía ocupado, pero en las últimas semanas solamente nos habíamos visto dos veces, esto no había pasado tan gravemente, durante mis últimos meses en la universidad, tuve que alejarme un poco por mi propio estrés, sin embargo, las cosas habían vuelto a la normalidad sin mucho esfuerzo.
 
La diferencia entre esta vez, era que ni siquiera contestaba a mis mensajes o llamadas y, si lo hacía, era por un corto lapso de tiempo.
 
Fugazmente tuve el pensamiento de si este era nuestro final, ambos sabíamos que teníamos diferentes sueños y prioridades, sin embargo, me sentía tan cómodo a su lado que no quería experimentar un cambio tan drástico como lo sería alejarnos.
 
—Deja de pensar tonterías —me regañe a mi mismo.
 
Esta vez, en lugar de llamar a Jay, llame a mis padres quienes básicamente volvían dentro de tres días, cuando me comentaron que se tomarían unos días de vacaciones, nunca imagine que sería casi un mes el que estarían fuera.
 
—Alec, hijo, ¿Cómo estás?
 
—Muy bien mamá, ¿Cómo va todo? —pregunte.
 
—Muy bien, todo es muy divertido por aquí, ojalá puedas acompañarnos la próxima vez —se escuchaba bastante alegre al otro lado de la línea—, seria muy lindo tener otras vacaciones con ambas familias, ¿recuerdas la última?
 
Me quedé en silencio, la respuesta era clara, no recordaba la última y mucho menos la primera vez que los Harper y los Spencer tuvieron un plan de vacaciones en conjunto.
 
—Sería agradable unirme la próxima —dije tratando de sonar convencido.
 
—Espero que sí, Noah también quiere acompañarnos —mencionó—, seguramente estaría más cómodo si tu nos acompañas.
 
—Si, seguro —murmure.
 
Hablamos durante un rato donde me contó las actividades que hicieron en la mañana, también hablé con Jessie por unos cortos minutos por que tenían que ir a otra actividad, me sabía mal no poder acompañarlos, pero, no estaba muy interesado en viajar con los Spencer.
 
Había conocido a los Spencer —por segunda vez— hace un tiempo, ellos vinieron a New York y ahí pude verlos, realmente eran unas personas muy agradables, fue un poco impactante recibir el apoyo que ellos me brindaron, pero luego de conocer mi situación anterior, fue entendible que ellos tuvieran esa reacción.
 
Aunque, a mi parecer ellos eran buenas personas y me agradaban, era muy abrumador saber que le había hecho daño a alguien importante para ellos, a su propio hijo, tal vez no fue un daño directo o con intensión, pero, aun así, fue mi culpa después de todo, aunque no sabía por qué había sucedido en primer lugar.
 
Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando una notificación llegó a mi móvil, era la notificación de un nuevo seguidor, como si hubiera invocado su nombre al pensarlo.
 
—El niño Spencer —murmure leyendo el nombre.
 
Eché un leve vistazo a su perfil, tenía muy pocas fotos, pero había una que llamó mi atención, era la foto de un gato, el cual tenía ojos de diferente color, tuve el impulso de enviarle un mensaje y al final, sin hacerle caso a mi cabeza, lo hice.
 
¿Puedo conocer a Sir Bicolor?
 
No esperaba que respondiera de inmediato, sin embargo, no pasaron muchos segundos cuando recibí una respuesta de su parte.
 
Noah:
¿De qué hablas? ¿Te golpeaste la cabeza mientras dormías?

Tú.
¿Siempre eres tan malo?
 

Noah:
Solo con quien lo merece :).
 
No pude evitar reír, él sin duda alguna tenía un raro sentido de humor, iba a responderle con algún mensaje lastimoso, pero antes de poder hacerlo, envío un video.
 
—Vamos Mommu, has un truco para Harper.
 
El gato se sentó ladeando su cabeza, luego apareció un juguete para gatos haciendo que este diera unas cuantas vueltas, sonreí viendo como jugaba con el gato, fue así hasta que me di cuenta que había un espejo al fondo de la habitación, ahí podía ver parte del cuerpo de Noah, el cual estaba sentado vistiendo solo un pantalón de chándal.
 
¿Grabaste el video justo ahora?
 
No recibí respuesta, espere durante varios minutos, pero no volvió a escribir, dejé de lado el móvil para meditar si había hecho algo mal o si había dicho algo que le molestara, sin embargo, la conversación fue muy corta para haberle ofendido.
 
El resto del día trate de no atormentarme de la razón por la que no recibí respuesta de su parte, no había rastros de Jay así que no había una razón válida para salir del departamento, pase un poco aburrido, pero me dio tiempo de ordenar mi habitación, mis cosas y demás, así que al final no fue un mal día.

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¿Inicio de Nalec? Puede ser que si y puede ser que no, me gusto mucho esta interacción aunque fue algo muy improvisado, realmente no esperaba que las cosas tomarán ese camino.

Vayan a seguir la cuenta de tiktok, ahí subo algunos videos aunque aun estoy aprendiendo.

Les agradecería mucho si votaran por el capítulo, me es de mucha ayuda y gracias por seguir leyendo.

-Meraki

-Meraki

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