48. No solo seré tu esposo, también seré tu apoyo.

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Alec.

—¡Rápido, necesito oxígeno!

—¡A la sala dos de cirugía, dense prisa!

Había voces, gritos y llantos, estos últimos por parte de algunos pacientes que estaban nerviosos y asustados por lo que había sucedido, mientras que las voces eran por parte de cada doctor que estaba en la sala.

Todo era un caos dentro del hospital, cuando apenas empecé la Universidad, solía ver series acerca de doctores y cirujanos, más por el drama que por intentar aprender algo sobre ello.

En aquella época siempre pensé que este tipo de situaciones realmente no pasaban en la vida real, que el caos no podía reinar en cuestión de unos pocos minutos, casi segundos, pero ahora que vivía a sangre propia toda esta vida, sabía que los momentos de calma eran los que se tornaban escasos y a veces inexistentes.

En un día común y corriente, significaban dos cosas para nosotros los residentes, hacer las cosas rápido y tener la capacidad de trabajar bajo presión, si no cumplías estos dos requisitos entonces no estabas hecho para esta vida.

—¡Doctor Harper!

Llevé mi vista hacia dónde venía aquella voz, aunque ahora mismo, había tanto escándalo que a duras penas pude escuchar a alguien llamándome.

—No dejes de presionar la herida, ahora vuelvo —le ordené a uno de los enfermeros antes de alejarme—, ¿Qué sucede? —pregunté a la enfermera que me llamó.

—El jefe de cirugía pidió que lo asista ahora mismo.

Aquello me dejo pasmado por unos cuantos segundos que se sintieron como minutos hasta que finalmente reaccioné, corrí hasta llegar a donde se encontraban las salas de operaciones, encontrándome con el jefe de cirugía a punto de entrar a la primera sala, esperándome junto con otra enfermera.

—Doctor Harper, todos mis cirujanos están ocupados ahora mismo —explicó brevemente—, tengo entendido que está en su segundo año.

—Si, señor.

—Bien, entonces va a asistirme junto al doctor Jones.

Asentí y entre junto a él a la primera sala, ahí nos pusieron el equipo adecuado y finalmente entramos hasta donde estaba el paciente.

Un accidente en un edificio había ocasionado que el hospital general estuviera en completo caos, era mi hora de descanso cuando nos llamaron a todos para que atendiéramos a todos los pacientes posibles, había desde heridas menores hasta heridas totalmente graves que llenaron todas las salas de operaciones, fue tal el caos, que incluso algunos doctores o cirujanos que no estaban de guardia llegaron en cuestión de minutos al hospital.

Estaba consciente que debía estar preparado para todo tipo de cosas, a veces como residente podía atender un resfriado hasta estar presente en una cirugía, como era el caso actual. No era la primera vez que presenciaba una cirugía, sin embargo, era muy diferente ver el proceso desde un lugar lejano donde solamente íbamos para aprender, que estar realmente dentro de aquella sala con una persona real en la camilla, además, había tantas personas dentro que seguía preguntándome como es que todos podíamos estar cómodos.

Fueron unas largas e interminables horas en aquella sala, estábamos todos llenos de presión, pero eso no fue un impedimento para hacer un buen trabajo, luego de al menos unas cinco o seis horas de cirugía, el paciente finalmente fue llevado a la UCI y nosotros pudimos salir luego de lavarnos y neutralizar.

Cuando salí de la sala, las cosas parecía que ya se habían calmado afuera, la mayoría de los pacientes ya había recibido atención médica, mientras que otros estaban recibiéndola, pero no era un caos a diferencia de horas atrás.

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