6. Antigüedades.

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Alec.

Abrí la puerta de casa con mi juego de llaves, había dejado mi equipaje en mi departamento antes de pasar por el hotel y luego venir aquí, quería darles una sorpresa a mis padres al volver antes de lo previsto.

—¿Jessie puedes ayudarme con la mesa para la cena? —la voz de mi madre provenía de la cocina por lo que me guíe hasta llegar ahí.

—Jessie no puede, pero yo si —respondí para llamar su atención.

Mamá dio media vuelta y quedamos frente a frente, dejó lo que estaba haciendo y camino hasta mi para darme un abrazo.

—Creí que volvías en dos semanas —dijo.

—Las cosas se resolvieron rápido —mentí.

Ella no tenía que saber la verdadera razón por la que había decidido volver antes de tiempo, eso era algo solamente para mí.

—Llegas justo a tiempo, estaba preparando la cena —dijo volviendo a donde estaba.

—¿Necesitas que te ayude en algo?

—No te preocupes, ve por Jessie, seguramente estará feliz de verte.

Dude un rato, las cosas con Jessie -a pesar de ser pequeña- eran bastante tensas, ya habían pasado cuatro años desde que tuve el accidente que me robo mis recuerdos, sin embargo, ella aun no perdonaba del todo el que yo dejara ir a aquel chico que entró en mi habitación.

No sabía porque ella le tenía tanto aprecio aun, sabía la mayoría de cosas que me involucraban con él, pero aún no podía recordar nada, me había resignado a hacerlo desde hace mucho, aunque el vacío aún seguía latente, no solamente de mi tiempo a su lado, también de todas las cosas que había hecho.

Subí las escaleras hasta llegar a la habitación de Jessie, toque la puerta dos veces hasta que ella me dejó pasar, estaba sentada en un escritorio haciendo su tarea.

—¿Necesitas ayuda, princesa?

—¿Cuándo volviste? —preguntó mientras se ponía de pie para abrazarme.

—Hace unas horas —respondí.

Ambos nos quedamos un rato en su habitación revisando su tarea, hasta que la voz de mamá nos llamó para bajar a comer, en el camino me tropecé -literalmente- con mi padre.

—Pareces un torbellino.

—Lo siento, no te vi —me disculpe.

La cena en familia se tornó bastante divertida, les conté un poco de las cosas que había hecho en el viaje, así como les conté que dentro de una semana iniciaba el trabajo como interno en el hospital central, una de las razones por las que había acortado mi viaje.

—¿Por qué no me ayudas en la empresa mañana? —preguntó papá llamando mi atención.

—Los números no son lo mío —le advertí.

Mis padres tenían una empresa de compra venta, también eran dueños de varias marcas de ropa y juguetes para niños, el apellido Harper era muy conocido a nivel nacional, aunque ahora mismo Jessie y yo no gozábamos de ello.

Mis padres siempre aseguraron que primero debíamos hacer algo por nuestra cuenta, por mi parte debía terminar mi trabajo como interno y lograr conseguir un buen puesto en el hospital, Jessie por otro lado debía conseguir su título universitario primero.

—En realidad, esperaba que fueras conmigo a ver una locación —explicó papá—, vamos a vender una casa el próximo lunes, sin embargo, he tenido varias propuestas para remodelar una casa que está en el mismo lugar.

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