Epílogo.

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La vida estaba hecha a base de cambio y eso Noah y Alec lo sabían muy bien, a veces tienes la oportunidad de prepararte para ello, mientras que otras veces solamente suceden sin avisar.

El tiempo era algo impredecible, algo que nadie podía controlar, ni siquiera si tenías todo el dinero o poder del mundo, el tiempo y la vida nadie podía controlarlos, nadie podía tenerlos eternamente.

Y muchas veces, ambos terminaban al mismo tiempo, porque no era lo mismo perder el tiempo a perder la vida, si tu tiempo se terminaba, entonces nadie podía hacer nada, pero muchas veces, perdías la vida sin necesidad de irte.

Algo similar pasó con Noah y Alec, quienes no sabían que a causa del accidente uno casi pierde el tiempo, mientras que el otro perdió a su vida.

Ambos pasaron por mucho, por cosas que no podían ser comparadas, solamente ellos sabían que tanto habían pasado, solo Alec sabía que tanto había sufrido en aquellos años, en medio de aquel olvido y aquel vacío, llevó ese peso sobre sus hombros y parecía que cada vez moría poco a poco sin darse cuenta. En cuanto a Noah, él tuvo la intención de acabar con todo, no una, si no, dos veces, era penas un niño que lo único que deseaba era estar junto a la persona que amaba, pero cuando entendió que eso no era posible, de obligó a sí mismo a continuar, a seguir adelante.

Ambos entendieron que a veces el destino te pasaba malas jugadas, a ambos les había pasado así, pero ahora podían decir con seguridad que lograron superarlo, que lograron encontrar el camino a casa.

Entonces, ¿por qué no arriesgarse a vivir? Después de todo, ellos lo habían hecho y aunque sufrieron en el medio —y sabían que no era el final— ahora mismo no se arrepentían de haberse arriesgado de esa manera.

Si no lo hubiera hecho, entonces ninguno estaría en este momento de su vida, ambos ya listos para unir su vida con la persona que amaban, listos para finalmente estar juntos de por vida.

—¿Estás listo galán? —preguntó Dylan entrando a la habitación— Todos están esperando por ti.

Noah se giró y miró a Dylan quien estaba esperándole en la puerta de la habitación, tomo una respiración y aunque estaba muriendo de los nervios, sabía que también estaba emocionado por ver a su futuro esposo.

—Estoy listo —asintió.

—Entonces vamos.

Ambos salieron de aquella habitación, caminaron por los pasillos de la casa en total silencio, cuando llegaron a la salida, Cassie detuvo a Noah para terminar de colocar los últimos detalles a su presentación, una corona de flores sobre la cabeza de Noah y su ramo de flores, la cuales había elegido él mismo.

—Gracias —murmuró—, todo es hermoso.

—No hay nada que agradecer.

Tomo una respiración y en el momento donde dejo salir el iré de sus pulmones, la música empezó y esa fue su señal para terminar de salir de aquella casa, los músicos tocaban aquella canción que ambos consideraban suya.

Mientras Noah caminaba y miraba a todos sus invitados de pie, al final del camino, Alec no podía evitar su emoción y sorpresa al ver a su prometido, sus ojos se humedecieron al ver a su prometido vestido de blanco, usando un hermoso traje que se ajustaba perfectamente a su figura, con el cabello peinado con un par de trenzas y las flores adornando su peinado.

Dejo salir un par de lágrimas cuando conecto sus ojos con aquel par de esmeraldas, las cuales le miraban emocionado.

—Te ves hermoso —dijo en voz baja.

—Tú también —murmuró Noah sonrojado.

Ambos se posicionaron uno frente al otro, mientras la persona encargada de oficiar la boda daba inicio con unas simples palabras, para los todos los demás, era un momento muy hermoso que compartían con la pareja mientras escuchaban a aquella persona hablar, pero mientras eso sucedía, Alec y Noah estaban demasiado perdidos en su burbuja, ambos perdidos en los ojos del otro.

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