28. No es mi novio.

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Noah.

Estaba nervioso, no dejaba de revisar mi correo electrónico y mucho menos de checar que mi móvil estuviera completamente cargado y además no estuviera en silencio, lo hacía a cada minuto, incluso podía apostar que ya estaba haciéndolo de manera inconsciente.

—¿Estás esperando la llamada de tu novio? —preguntó Jace burlón— También puedes llamarme tu, seria más fácil.

—Primero, no es mi novio —negué—, y segundo, estoy esperando una llamada importante, no lo intérpretes mal.

—¿Y las llamadas de tu novio no son importantes? —volvió a preguntar con una sonrisa burlona— Vas a romperle el corazón.

—No es mi novio —volví a negar— Es sobre la entrevista de trabajo —aclaré—, dijeron que iban a llamarme entre la semana, pero aun no hay nada —dije haciendo un puchero.

—¿Por eso estas atrasándome en el trabajo?

Puse los ojos en blanco, ahora recordaba porque no visitaba a Jace yo solo y esperaba a que estuviera Miles o Dylan, cuando solo éramos él y yo, se aprovechaba para molestarme en cualquier momento.

—No tengo nada que hacer desde que Alec se fue —me queje.

Ya habían pasado un par de días desde que Alec regreso a New York, en total habían pasado casi dos semanas y desde entonces no habíamos hablado más que cuando le llame para saber si ya estaba en casa, según sabía estaba bastante ocupado con el hospital y además de eso estaba en periodo de exámenes.

Por mi parte hace una semana, justo un día después de que Alec se marchara, tuve una entrevista de trabajo como historiador en un museo muy importante de la ciudad, el lado malo de todo es que aún no había recibido ninguna llamada, mensaje o correo por parte de ellos como lo dijeron y eso empezaba a desanimarme, al final estaba considerando aceptar la oferta de Jace y solicitar empleo en el restaurante, no podía seguir viviendo de mis ahorros o terminaría regresando a la casa de mis padres.

—Considera mi oferta, ahora, pide algo de comer si no quieres que te saque a patadas —me amenazó.

—Voy a poner una queja con tu jefe —le devolví la amenaza.

Y justo como obra del destino, el jefe de Jace hizo acto de presencia con el uniforme del restaurante y reprimiendo a Jace por holgazanear y tratarme mal.

—¡Jace, trata bien a los clientes y haz tu trabajo! —le reprendió su jefe—, hola Noah —me saludo con una sonrisa amable.

—Hola, jefe —solía llamarlo jefe por que siempre olvidaba su nombre.

Él nos conocía desde hace varios años, bueno, a los chicos los conocía desde que eran unos niños, yo conocí este lugar gracias a ellos y también así conocí al jefe, por lo que, manteníamos una gran amistad con él.

—¿Ya tienes respuesta del museo? —preguntó.

—No, aun no.

Hizo una mueca, me aseguró que pronto recibiría una respuesta por su parte, luego de charlar un rato volvió a dejarnos solos, no sin antes amenazar a Jace con despedirlo si no me trataba de la manera adecuada, por mi parte me quedé ahí otro rato hasta que finalmente decidí seguir con mi recorrido.

Estos eran de esos días donde me gustaba desconectarme por un rato, dejar atrás todas las responsabilidades y la vida de adulto por un rato, hacia mi recorrido desde casa hacia el restaurante donde trabajaba Jace, luego iba al muelle a esperar a que la tarde cayera, ver el atardecer y luego ir a casa de nuevo.

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