Almas inversamente proporcionales (Freddedy)

seis

Los párpados del azabache forzosamente se mantenían abiertos, su consciencia se encontraba en un lugar lejano al que no podía acceder, las voces sonaban lejanas, el dolor se expandió por todo su cuerpo.

"Quizá tengo algo roto" pensó sin saber cómo había logrado llevar su mano a su estómago, para presionarlo en un intento de apaciguar el dolor que crecía desde ahí.

— Parece que se va a morir. — dijo la mujer observando fríamente cómo el chico se retorcía en el suelo sin escuchar a los demás.

— Te juro que es muy bien chico, solo se quedó dormido cuando le dije claramente que no lo hiciera.

— Yo no escuché que le dijeras eso. — replicó la mujer juzgando con la mirada al padre de Fred, quién suspiraba molesto por probablemente haber perdido una gran venta.

— Bueno, el sabe que cuando vienen personas no debe dormir.

Fred levantó la cabeza recobrando poco. Poco la consciencia intentando respirar, dando grandes bocanadas de aire, poco a poco recobró la compostura; — Estoy... Bien. — terminó diciendo, suplicando con la mirada en dirección a la mujer.

— Puedes llamarme Puppet. Es un nombre lindo para los niños, aunque tengas ya veinte años, puedes llamarme así. — dijo ella, una mujer mayor que parecía amable, pero Fred sabía a qué iban las personas a casa.

— Mucho justo señorita, soy Fred.

Una carcajada con ganas salió de la boca de la mujer; — Muchachito te doblo por mucho la edad, pero te agradezco el gesto, yo sigo siendo joven.

"D" el padre de Fred, cómo pedía a su hijo que le llamara, carraspeó antes de girar su cuerpo hacia la mujer de cabello blanco y rayos violetas; — ¿Cuánto tiempo?

— Dame cinco horas, quiero llevarlo a otro lado. — respondió ella sin dejar de mirar al chico.

— Serían dos mil pesos.

La mujer tomó el dinero de su bolsa y se lo entregó a D, este hizo una seña para que Fred se levantará y así lo hizo éste.

— Te llevaré a un lugar que te gustará corazón. — le dijo ella apoyando su mano en el hombro del veinteañero.