cuarenta y uno

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Fred subió al transporte para regresar a casa, no pudo encontrar a la mujer, en el camino de regreso no pudo dormir y cuando llegó a casa había cinco hombres sentados fuera, su padre salió de adentro con una hielera que parecía contener alcohol, ignoró a Fred y este por su lado entró con cuidado a la casa, dentro todo olía mal y estaba más desordenado que cuando se había ido.

La música resonaban en la casa y ambientada la pequeña reunión de su padre y sus amigos. Camino hasta su habitación y entró cuidando hacer ruido al cerrar la puerta, cómo si la música pudiera parar en cualquier momento y el rechinido molestar a su padre.

Al estar seguro que todo iba bien se cambió la camisa y se dejó caer en la cama, las sábanas sucias aún estaban en el suelo, las miró desde la comodidad de su cama y pensó que pronto debía lavar la ropa y demás, pensó cuando sería el mejor momento para hacerlo antes de quedarse dormido.

A pesar del ruido que había afuera y de la falta de sábanas o de comodidad logró dormir.

Al abrir los ojos estaba recostado boca arriba y el cielo era completamente negro, miró a su alrededor, todo era completamente negro, su corazón se aceleró y un gran miedo invadió su cuerpo.

"Fred"

"Fred quiere vivir"

"Fred"

"Fred quiere morir"

Una voz grave, resonaba con eco en lo que parecía ser una habitación coloreada completamente de negro, sus ojos no se acostumbraban a la oscuridad que inundaba la habitación; — Yo no quiero morir... — susurró antes de abrir de nuevo los ojos.

Almas inversamente proporcionales (Freddedy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora