Fred subió al auto de la mujer, en el asiento del copiloto y se abrochó el cinturón. Se miró en el parabrisas y arregló su cabello.
— Listo, eh tenido que pagar un poco más por sacarte de casa, pero no importa. — dijo ella tomando asiento detrás del volante, cerró la puerta con fuerza y sacó sus llaves.
Una vez el auto encendido puso el cinturón de seguridad y espero un segundo mirando hacia enfrente, luego desvío la mirada a Fred.
— Es usted una mujer hermosa. — le dijo el azabache con pena.
Ella soltó otra risa, parecía que se estuviera riendo de él; — Oh querido, no te he traído conmigo para... Eso.
Fred pudo ver en su rostro una pizca de amabilidad y en sus palabras una ternura que le hacía sentir tranquilo, pero nunca dejaba de estar alerta, incluso a la hora de dormir nunca dejaba de escuchar los sonidos de afuera, su padre podría algún día tomar una mala desición y ese sería el fin.
— ¿A dónde iremos? — preguntó regresando la vista al frente sin poder reparar en qué la mujer había arrancado ya y se dirigían a la carretera principal.
— Iremos a hablar.
Quedaron en silencio unos minutos, la música de la radio comenzó a sonar muy baja como para concentrarse en ella, pero lo suficiente para que no hubiera silencio en el coche.
Fred teniendo curiosidad volvió a girar hacia la mujer quien concentrada conducía; — ¿Porque pagaste tanto por mí si no vas a usar me? — preguntó el chico pálido.
— Quiero ayudarte. — dijo ella casi de inmediato —, Yo en realidad son una investigadora privada contratada por una mujer que quizá conoces.
"Ella va a meterme en problemas", pensó el azabache. Se cuestionó por un segundo sí hubiera preferido ser usado por esa mujer o que durarán cinco horas intentando hablar sobre algo que quizá no les convendría hablar a ambos.
— No me pasa nada malo.
— No, pero a tu padre sí. Te aseguro que no voy a causarte ningún problema, haremos creer a tu padre que estábamos divirtiéndonos en un motel lujoso.
Fred bajo la mirada, se sentía avergonzado, era la primera vez en esos dos años que subía a un auto donde las personas dentro de él no intentaban tocarlo.
— ¿Porqué quieres ayudarme?
— En realidad ella quiere ayudarte. Yo soy la que hace el trabajo pesado.
— ¿Ella?
Puppet sonrió de oreja a oreja y dio vuelta en la calle que llevaba directo al lago.
ESTÁS LEYENDO
Almas inversamente proporcionales (Freddedy)
FanfictionFreddy es un sueño, uno eterno que cuida de su media naranja, antes de que "eso" suceda.