cincuenta

24 6 0
                                    

Fred y la mujer comenzaron una conversación diferente a partir de las lágrimas de la mujer, sobre la rutina diaria de ella y sobre sus hobbies o lo que hacía cuando no estaba ocupada lamentándose por no haber sido ella quien quedó gravemente accidentada aquella vez.

Fred no tuvo el valor para decirle a ella que aquella vez en el accidente él estuvo ahí, y que la vió gritar con todo el dolor del mundo por su pequeño.

La conversación fue muy agradable después de eso, la mujer le agradeció a Fred por su amabilidad y por tomarse el tiempo de escucharla, le preguntó por él, por sus estudios y su vida en general.

El azabache sintió la confianza suficiente y el contó generalmente que estaba intentando mudarse y salir del lugar que tanto le hacía sufrir, alejarse del hombre que se hacía llamar su padre.

Ambos conectaron, se hicieron una especie de amigos.

— Señora Fazbear, ¿Podría acompañarla algún día a ver a su hijo al hospital? Con una madre como usted, deber ser un chico extraordinario. — dijo Fred —, Quiero conocerlo cuando despierte.

Almas inversamente proporcionales (Freddedy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora