veintiuno

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— ¿Porqué sigue llegando aquí? ¿Porqué se ha ido en dos ocasiones con dolor de aquí? ¿Porque estaba sangrando? — preguntaba Freddy en voz alta al árbol que se encontraba frente a él, ese tronco ancho y fuerte.

Nadie respondió.

El clima cálido bajó de pronto su temperatura, y el sueño se apoderó de Freddy, era la primera vez que le daba sueño tan rápido.

Se dejó caer de lado sobre el pasto, sobre una almohada de flores con aromas suaves y dulces, cerró los ojos con tranquilidad y al hacerlo pudo ver a ese chico. A Fred.

Era una imagen difusa, pero pudo verlo debajo de una cama, en el suelo frío y sucio, sangraba por la nariz y sollozaba asustado.

El corazón de Freddy dió un vuelco, cuando abrió los ojos las lágrimas caían por sus mejillas desde sus ojos azules, que brillaban por la capa de agua que se acumulaba en sus ojos.

Sintió por primera vez desde que había llegado ahí una tristeza y un dolor inmenso, un deseo intenso por vivir y regresar con su madre, para llorar en sus brazos y siendo consolado por ella tener la seguridad de que todo estaría bien.

Pero eso no sucedió.

Dos apareció detrás de él, cómo siempre en silencio, con movimientos casi majestuosos, cómo si estuviera ensayando una coreografía; — He sentido sentimientos muy fuertes en ti, Freddy.

El mencionado se limpió las lágrimas que no dejaban de salir una tras otra con desesperación; — Él está... Él...

— El quiere paz. — alcanzó a decir Dos.

Almas inversamente proporcionales (Freddedy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora