treinta y tres

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Sin abrir los ojos sintió la frescura de la hierba debajo de él le hizo sonreír casi de inmediato; "Creo que Dios existe y me ha escuchado", pensó.

Dejó salir unas risillas antes de respirar muy hondo.

— Tendrás que contarme el chiste que acabas de contarte a ti mismo en tu cabeza, Fred. — La voz de Freddy resonó entre los oídos de Fred, el alivio que sintió le sorprendió, abrió los ojos y lo vio en cuclillas juntos él, mirando el horizonte con una pequeña sonrisa, tranquiliza y llena de paz.

Fred se sentó, puso las palmas de sus manos en la hierba y miró el horizonte con Freddy; — Estaba pensando que si dormía vendría aquí, y así fue, aquí estoy. — mintió el azabache, su mejor estrategia no era contarle a su nuevo amigo que dormir y encontrarlo era lo único que le traía paz en esos días tan turbulentos.

— ¿Qué comes que adivinas? — dijo Freddy tomando un mechón de cabello de la frente de Fred y lanzando lo delicadamente hacia atrás, el cabello de Fred era muy largo, azabache y desordenado.

Fred llevó su propia mano a su cabeza y despeinó su cabello, su corazón aceleró un poco, le avergonzaba no tener tiempo ni dinero para acudir al estilista.

— Freddy.

— Fred.

— No me imites, estoy siendo serio. — Fred cruzó sus piernas y giró para quedar frente a frente con Freddy para verlo mejor, Freddy se sentó en la hierba también frente a él y comenzaron una conversación —, No sé mucho sobre ti, realmente deberíamos encontrarnos algún día fuera de aquí, creo que seríamos buenos amigos.

Freddy lo miró serio durante unos segundos, sus ojos miraron la hierba moverse ligeramente con la brisa, Dos apareció detrás de Fred sin que este se diera cuenta; — Creo que... Podríamos intentar. — respondió al fin.

Almas inversamente proporcionales (Freddedy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora