cuarenta y cinco

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La mirada de Fred se suavizó, sus ojos examinaron cada parte del rostro de Freddy para después sonreír gentilmente; — ¿Por qué estás llorando?

Freddy solo lo miraba pasmado, sus pecho bajaba y subía con suavidad, su respiración era profunda, quería poner claras sus ideas, no entendía porque estaba llorando y su corazón se sentía presionado.

Vió como la mano de Fred se acercaba a su rostro y por instinto cerró los ojos, los cálidos dedos de Fred limpiaron las lágrimas de Freddy hasta que éstas se detuvieron, una vez más el castaño abrió sus ojos sorprendido porque el azabache le trataba de aquella forma, le emocionaba y al mismo tiempo le había sentir triste saber que jamás podría tener eso de nuevo, que pronto todo se acabaría y que no podría ver a este chico pálido y azabache jamás.

Su madre lloraría todos los días, y todo aquello que deseaba haber podido cumplir en su vida ahora estaba en un cubo de basura en algún lugar del vasto "descanso".

Ver la expresión gentil de Fred le hizo pensar que quería vivir, pero no a costa de la vida de otra persona.

— Porque eres muy amable, eres una persona maravillosa, Fred. — respondió al fin el castaño ahora sin lágrimas en sus ruborizadas mejillas.

Fred soltó una risilla, esto hizo que al abrir los ojos su rostro estuviera más cerca del de Freddy, y por un segundo, sus ojos miraron los labios de su contrario antes de volver a mirarlo a los ojos.

El tiempo parecía haberse detenido cuando se miraron a los ojos, Freddy abrió un poco más los ojos, sorprendido por la acción de su contrario.

Almas inversamente proporcionales (Freddedy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora