veinticuatro

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Freddy estaba frente a él en el momento que abrió los ojos, el horizonte se extendía verde hasta lo lejos, y las nubes blancas cubrían el cielo por completo.

El azabache se frotó los ojos para centrar la vista en lo que tenía cerca, cuando terminó esbozo una leve sonrisa hacia el castaño, quién le regresó una sonrisa enorme.

— Fred, ¿Estás bien? — preguntó el chico aún inclinado hacía adelante, para quedar cabeza con cabeza con Fred, quién estaba sentado recargado en el tronco.

— Estoy bien. — respondió.

Un dolor puntiagudo se hizo presente en el pecho del castaño, sabía que ese chico realmente no estaba del todo bien.

La mirada de Freddy se relajó mirando el suelo hasta que escuchó a Fred gritar.

— ¡¿Qué es eso?!

Freddy giró hacia atrás encontrándose a Dos, de pie detrás de él.
Su quietud y tranquilidad habituales estaban presentes en ese niño pequeño.

— Él es Dos. — respondió el castaño señalando con ambas manos al niño, quién con una sola mano agitada saludó a Fred.

— ¿Que le pasa a su cara? ¿Él está bien? ¿Es alguien que también entró al sueño? — preguntaba Fred intentando no asustarse demasiado con el hecho de que había alguien de pie sin rostro frente a él.

Dos ladeó su cabeza confundido y respondió antes de que Freddy pudiera dar una explicación; — Hola, te conozco, yo soy Dos, y estoy aquí para mantener la paz de Freddy, dentro de este... Sueño.

Fred se relajó y su respiración se normalizó; — Oh. Lo siento, quizá fui grosero.

— No te preocupes, no me molestas que pregunten sobre mi rostro, no es algo que me incomode responder. — Dijo Dos apuntando con su dedo hacia su rostro inexistente y derretido.

— Pero a mí sí, a mí sí me molesta hablar sobre "su" rostro. — aclaró Freddy.

Todos quedaron en silencio.

Almas inversamente proporcionales (Freddedy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora