38. Intrusos

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La persona que tocaba era Michonne, nos sentimos realmente felices de ver a alguien vivo.

Me dio esperanzas de poder encontrar a Daryl y a los demás, sé que podremos encontrarlos.

Con Carl terminamos de desayunar en el comedor, Michonne se acerca a nosotros.

Ella tiene puesta una camisa larga y muy grande para su figura. Ella nos mira y nos entregó una botella con agua a cada uno.

Michonne: ¿Tienes algo que decir sobre mi extremadamente cómoda y atractiva camisa?-le pregunta a Carl mientras dobla las mangas de la camisa.

Carl: Oh no —trata de no reírse —. Se ve... Se ve genial.

Cass: Te faltó un botón ahí —señaló mientras como otro poco, ella lo abotona.

Ella se sentó a nuestro lado y vertio algo de Cereal en el tazón.

Michonne: Ojala tuviéramos algo de leche de soja —arrugue la nariz en forma de asqueada, esa leche es horrible.

Carl: ¿En serio?

Michonne: Si, en serio —nos mira —. ¿La probaron alguna vez?

Cass: Si, sabía a mierda —Carl no pudo evitar reír.

Carl: Mi mejor amigo de tercer grado, era alérgico a los lácteos —cuenta —. Y todos los días, llevaba esa cosa de soja.

Cass: La probaste.

Carl: Así es.

Michonne: ¿Y?

Carl: Vomite —reímos.

Michonne: Si, claro.

Carl: Bueno, bueno. Casi vomitaba —se contradijo —. Pero fue asqueroso... augh.

Reímos al ver su expresión como si quería vomitar.

Carl: Fue tan desagradable. En serio, preferiría comer leche en polvo que tener que tomar esa porquería otra vez —voltee los ojos —, o tener que tomar la leche maternizada de Judith.

Mi sonrisa desapareció al igual que la de él, desvíe la mirada y mordí mi mejilla nerviosa.

Carl: Debo terminar el libro —se levantó —. Aún me quedan algunos capítulos.

Se fue hacia arriba, solté la cuchara y pasé mis manos por mi rostro con frustración.

Michonne: ¿Cómo ocurrió? —la miró.

Cass: Encontramos la silla —me levanto —. Iré a ver como esta.

Subo las escaleras y entro a la habitación donde a estado leyendo todo este tiempo.

Golpeó dos veces la puerta con mi dedo, levanta la mirada para verme.

Cass: ¿Puedo pasar? —asiente, me acerco a él —. ¿Estas bien?

Carl: Si —me acuesto a su lado.

Cass: De acuerdo —miró toda la habitación —. Diablos. Este chico sí era querido, mi habitación apenas tenía una cama buena.

Carl: ¿Como era tu habitación? —deja el libro.

Cass: Una total porquería —suspiró —. Tenía algunos agujeros y juro que un maldito desgraciado por cinco años me veía vestirme por esos agujeros.

Carl: Lo siento.

Cass: ¿Por qué, niño? —nos miramos.

Carl: ¿Por hacerte recordar eso? —negué divertida.

Cass: Es parte de mi pasado, vivo con eso —me encogi de hombros —. Y no todo fue malo.

Carl: ¿Qué parte?

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