D i e c i n u e v e

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Busque al chofer del Señor Jeon, pero no había nadie más que nosotros en esta oficina, todos se habían retirado. Saque mi móvil para pedir un taxi, pero no tenía respuesta de ninguno. Esto tenía que ser una broma. ¿Por qué a mí?


Seguía intentando que alguna base de taxis me respondiera, pero sin tener éxito. Solo suspiré resignada viendo a mi calvario sentado en su silla de oficina mientras tomaba la botella que aún se encontraba en su escritorio dando un gran trago.


Camine hasta una esquina del escritorio estirando mi brazo para quitarle la botella, pero el seguía haciendo presión en la botella. Que terco era. Algo debió de pasar en la tarde para que estuviera en este estado, desde que había llegado aquí nunca lo había visto en tal escena. Y ahora se encontraba ebrio a las diez de la noche.


—Señor, entrégueme esa botella. —Suspiré estresada. Volví a tomar la botella con la esperanza que la dejará.

—No. —bufo. —lárgate y déjame solo. Maldita sea. —Volvió a tirar de la botella dando un gran sorbo.

—No me iré de aquí hasta que deje esa botella. —bufe molesta. Espere a que se descuidará y se la arrebate en un movimiento rápido. Deje la botella detrás de mi y me coloque enfrente de él para moverlo y salir de la oficina.


Rio sínicamente levantándose para colocarse entre la silla y el escritorio. Retrocedí dando dos pasos atrás quedando recargada en su escritorio. Mantenía la botella detrás de mí.


Inclino su cuerpo frente al mío. Haciendo que me sentará frente de él en aquel escritorio. Solo podía ver sus ojos, no sabía cuanto había bebido. Pero podía asegurar que su mente se encontraba ahogada en todo aquel alcohol.


No me movía, solo veía sus ojos inyectados de un oscuro negro. No puedo imaginar quien lo habrá hecho enojar. Tenía mis teorías de que su familia era un caso critico. Muy rara vez lo veía con su padre o hermano. Normalmente solo su abuelo el fundador de la compañía venía a verlo.


En cierta forma podía entenderlo, me dispuse a observarlo. Entendía todo lo que podía cargar, ser joven sin el cariño de su familia. Lidiar con problemas desde tan joven y ahora estar en una situación de una ruptura. Supongo que por eso se encontraba así, había terminado con su ex novia y ahora caía en el alcohol.


Podía entender que era una bestia en el sentido de ser humano, pero también creó que tiene sus sentimientos, y el ser lastimado se a limitado a muchas cosas. claro, mis cinco meses estudiando psicología humana tenía sus ventajas. Pero al estudiar su mirada, puedo ver el mar completo. Con mucha profundidad que es difícil de descifrar.


—Aún estás a tiempo de irte, Hyeon. —Dijo con una voz ronca. Apoyo sus manos en el escritorio. Acorralándome contra él. lo tenía tan cerca. Podía oler el aroma de su loción costosa y el alcohol emanar de él. una combinación que podría darme asco, sin embargo, era lo contrario. —¿No tienes miedo? —susurro cerca de mi rostro.


—No. —Respondí de inmediato. En esa posición en la que se encontraba podría parecer intimidante, pero no dejaría que me intimidará. Se que no me lastimaría. —No tengo miedo. —Confesé. —No, me haría daño.

—Corres peligro, Hyeon. —Susurro en mi cuello. Me estremecí al sentir su cálido aliento recorrer mi cuelo. ¿Qué estaba haciendo?

—No sería capaz de hacerme daño. —Confesé confiada. —Se que no me haría daño, Señor.

—Mhm. —Acerco más su cuerpo al mío. Seguía recorriendo su nariz por mi mandíbula. Sentía un cosquilleo en mi interior. Debería detenerlo, pero mi mente esta en blanco. Era como si mi cuerpo tuviera vida propia y respondiera a su toque. ¿Qué estoy haciendo? —Hueles tan bien. —Ronroneo en mí clavícula. —Park. Tienes que detenerlo. ¿Por qué estás permitiendo esto? Me auto regañe. Mi mente quería detenerlo, pero mi cuerpo pedía más.

Oscuro Deseo|Min Yoongi «+18»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora