Cincuenta y S e i s| Efímeros.

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Sus mejores amigas seguían peleándose en el rincón del lugar. Se podía escuchar el ''No oh.'' De su mejor amiga junto con el ''Ya cállate Hannah'' de Jadelyn.

Seguía recargada en el hombro de su hermano. Sin querer moverse, el seguía siendo su lugar seguro durante todos estos años. Y ahora parecía una pequeña niña. Volviendo a su lugar favorito.

Pero tenía razón. La verdad era que ahora lo que menos quería pensar en ese par. Solo tenía una cosa en mente y eso era su hermano y sus amigas.

—¿Cómo es que ustedes dos terminaron juntos? —Pregunto observando a su mejor amiga, que ahora se encontraba embarazada. Aún acurrucada en su hombro. Los brazos de Jimin la sostenían como en los viejos tiempos.

Él sonreía al ver como su futura esposa seguía discutiendo por algo que era irrelevante. Regreso su mirada a su hermana.

—La verdad es que ni yo lo entiendo. —Sonrió tímido. —Un día estaba en Japón escondiéndome de Seokjin. Evitando a toda costa volver a Corea para protegerte. —Suspiró. —Y al otro vuelvo a la ciudad en donde todo comenzó para casarme con el amor de mi vida. —Dirigió la vista a su mujer. Quién camino de regreso muy sonriente.

—Ella siempre estuvo enamorada de ti. —Sonrió al recordar cómo se la pasaba espiándolo en su casa. —Nunca perdió su esperanza en tener al gran casanova de Park Jimin. —Soltó una risilla.

Ella regreso incorporándose en su asiento,  quedando enfrente de ambos.

—El que persevera alcanza, mi dulce Hyeonie. —Sonrió. —Pero siendo honesta, ni yo me imagine que llegaría tan lejos. —Soltó una risilla. —Lo que comenzó con salidas a escondidas, término en esto. —Toco su gran barriga.

Amabas reían divertidas, y era que en las conversaciones que habían tenido en la adolescencia nunca fue llegar a tener una familia, ni mucho menos casarse.

Y ahora, ella tendría su propia familia.  Una a lado de su único hermano. Realmente estaba feliz de que ambos pudieran tener un hermoso final.

—Amarrado como una res, así estoy. —Jimin se encogió de hombros fingiendo demencia.

Hannah lo observó con una ceja alzada, con los años que tenía de conocerla sabía que esa mirada era peligrosa.

Lo que tenía de bonita lo tenía de vengativa. Era una persona sumamente rencorosa. Pero, a decir verdad había cambiado completamente.

Solo le dedicaba sonrisas a su hermano. La maternidad le había sentado de maravilla, ahora tenía un brillo precioso. Sus mejillas sonrosadas, su piel como una dulce princesa.

Y no se diga, Jimin. Ahora era un hombre de casa. Llevaba la pañalera de la pequeña en una mano y la bolsa colada en la otra junto con el abrigo de su amada.

Esta casa era impresionante, en todos los años que la había conocido, no recordaba que tenía esta mansión. Ella siempre tuvo buen rango económico.

La familia de nosotros igual, pero la mayoría de todo lo monetario lo manejaba Jimin.

Eso le recordaba algo, y era que después de todos estos años. Sus padres habían perdido completamente el contacto.

—Sigues siendo el mismo, Park Jimin. —Hannah rodo los ojos en dirección a su futuro marido. —Déjate de tonterías, la boda es en unos días. Tenemos que tener todo listo, a no ser que tú hija se adelante a nacer y tengamos que planificar nuevamente todo. —Sonrió divertida.

—Todo está listo, cariño. —Sonrió. —Tú tienes que tranquilizarte, tengo días con los ascos. Creó que debería dormir en la habitación de Hanhye.  No resisto más estando cerca. —Hacía una mueca de disgusto.

Oscuro Deseo|Min Yoongi «+18»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora