64. шестьдесят четыре.

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Viktor se deshizo de mi.

Así como si yo fuera un animal, fui vendido de nuevo.

Viktor entró al cuarto cárcel con 2 bolsas negras de basura y me despertó a los gritos.

- ¡PÁRATE! -

Abrí los ojos y la puerta estaba abierta.
Me sentía desorientado y miré a mi al rededor.
Sofía se murió, pensé.

- ¡QUE TE PARES! -

Viktor me pateo las piernas para apurarme.

Restregué mis ojos y agarré la bolsa de basura que me agitaba en la cara.

- Mete toda tu porquería de ropa en una bolsa y en la otra metes tus mierdas de papeles y tu basura de pendejo. -

Yulia salió del baño por el alboroto que tenía Viktor y se quedó parada mirando.
Ella tenía la cara hinchada de llorar.

Busqué toda mi ropa y como es poco lo que tengo, todo entro en la bolsa.
En el otro eche mis dibujos, lápices y libros de inglés.
Aguante en no llorar porque el sentimentalismo que me dio deshacerme de los escritos de Sofía en las lecciones de inglés me lastimaron.



- ¿Qué haces? -
Yulia me cuestionó mientras terminaba de recoger todo. La ignoré.

Viktor me pasó ropa de salir casual, más un abrigo de frío.

- ¿Qué hace?-
Ella redirigio su pregunta a Viktor.

- Este bastardo inútil de mierda ya no me sirve de nada y lo voy a vender para recuperar todo lo que he perdido...-

Seguí guardando mis cosas sin hacerle caso a sus palabras e insultos.

- ¿Me voy a quedar sola?-
Yulia se me acercó y agarro la bolsa de basura y sostuvo mis manos.
Su cara estaba roja, extremadamente afligida y derrotada.

- No te vayas... por favor, no me dejes... no quiero estar sola aquí. -

Ella quería que la mirara pero baje la cara.
Me alejé de ella y sin mirarla tomé la bolsa y dije:

- Deberías estar feliz que ganaste por fin, ah y felicidades tienes el cuarto para ti sola. -

Apenas deje de hablar me arrepentí de decirle esas cosas.
No es momento para ser mala persona.
Ella conocía a Sofía más tiempo que yo...

Yulia hizo mi vida más difícil aquí, pero ambos estamos en agonía sufriendo lo insuperable.

La verdad es que no quiero estar aquí.
Sofía era lo único bueno de esto y ya no hay motivos para querer estar aquí.

Quizás a donde voy sea peor.
Pero ahora mismo no me importa.

Le di el peluche conejo como despedida y disculpas de mis frías palabras.
Con un nudo en la garganta pude decir:

- Cuídalo... por Sofía. -

Ella lo tomó y siguió mirándome, quizás arrepentida, o quizás triste, tal vez simplemente no quiere estar sola en un momento como este.
Hay algo siniestro en este cuarto.

Yo quiero desaparecer.
He perdido mis ganas de luchar y mis esperanzas de regresar a Rusia para reunirme con mi abuela. Es que siento que ya no puedo más.
Perdí mi voluntad.
Hoy me di cuenta de lo mucho que quería a Sofía.
No tenía idea de lo que ella significaba para mi.

Viktor me jalo del brazo y salimos del cuarto.

Yulia se quedó llorando parada con conejo en mano, mirando desconsolada apretando los labios y sollozando asustada.


Valerian Donde viven las historias. Descúbrelo ahora