85. Восемьдесят Пять.

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Amanecí adolorido.

Tenía sangre en la ropa interior.
Manche la cama.
Me dio mucha vergüenza pero Scott no se dio cuenta.
House keeping del hotel se encarga de limpiar eso. Me dio pena, porque cuando entran a limpiar y estoy aquí, aveces converso un poquito con las señoras.

Hacía mucho tiempo que no sentía esto.
Estar mal mentalmente porque me lo han hecho tan a la fuerza que me lastimó adentro.
Estoy muy decepcionado y triste. No solo de él sino porque no sé cómo actuar.
¿Qué hago; qué digo?
Creo que se han acumulado muchas cosas con Scott y da miedo saber que realmente no es lo que yo pensaba.
Tampoco era que tenía altas expectativas, pero igual estoy muy enamorado de Scott y da miedo que de ahora en adelante sea así. No sé.

Scott se despidió antes de irse y dijo que hoy me recogería del centro mental "Lavender".

Es cierto hoy me toca ir.

Scott está muy normal como un día más.
Ni siquiera se disculpó.
Me duele hasta sentarme y estoy caminando sin pisar duro. Mis pasos son pausados y aunque trate de disimularlo me veo raro.
Viktor me hubiera dicho algo para enderezarme.
Scott está muy distraído con una llamada en altavoz así que casi no presto atención.
Solo me dio un besito en los labios y se marchó.


~





El chofer de Scott me dejó y fui directo a ver a la terapeuta del centro Lavender.

Mi terapeuta me recomendó el existencialismo de Sartre...

Lo que siento por dentro, es decir... aquellos pesares y tristezas, estarán conmigo por el resto de mi vida.
Ella dijo que tengo que aprender a vivir así; pero depende de mí, si yo quiero que mis sentimientos sean de un sufrimiento eterno o canalizarlo y minimizar lo que me lastima.

Voy a abrazar este dolor y hacerlo mío.
Este tormento es la esencia de mi vida.
Al menos tengo la elección de elegir mi propio dolor, al que estoy dispuesto ha luchar y vivir porque la desolación es inevitable pero el sufrimiento es opcional.

No soy la misma persona que fui cuando me baje de ese avión y llegué a Nueva York.

También dijo que esto se puede "soportar" con mucha terapia y que parte de mis sesiones serán mandatorias, que no me las pierda, porque hay mucho en que trabajar.

En el receso fui al baño, luego a la cafetería a buscar una botella de agua.
Y ahí estaba él... Julian... digo Jurian.

Esta vez se veía diferente a la última vez que lo vi.
Se veía feliz y no lloroso y tampoco tenía ese golpe en el ojo.
Él no se dio cuenta que lo estaba mirando, así que fui a saludarlo.

Él estaba en una de las mesitas viendo algo en su teléfono y creo que estaba tan distraído en la pantalla que no se dio cuenta que estaba frente a él.
Solo mi sombra lo hizo bajar su teléfono.

Cuando se dio cuenta que era yo, sonrió muy contento, se levantó y me dio la mano; me toma de sorpresa que alguien tan joven sea muy formal.
Le sonreí de vuelta y enseguida me invito a venir con él a un lugar más privado porque quería que lo acompañaran a fumar.
Me tomó del brazo, y salimos de la clínica por una salida lateral y enseguida encendió un cigarrillo... tenía varias cosas en su mochila.
Me sentí un poco más cómodo afuera sin otras personas.

Valerian Donde viven las historias. Descúbrelo ahora