62. Шестьдесят Два.

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Viktor y Serge fueron a recogerme, vinieron ambos porque me tenían que ayudar a caminar. Estaba tan moribundo que ni podía movilizarme con normalidad.

Me llevaron a la clínica de siempre y me trataron con urgencias; aunque Viktor dijo en el pasado que yo había perdido el privilegio de recibir atención médica, tuvieron que llevarme para una transfusión de sangre porque me iba a morir.

Ya puedo imaginar todo lo que me va a decir Viktor... de que le debo la vida y que soy una desgracia... ahhh.
¡No soporto esas quejas!

Antes de devolverme, el hermano de Enzo les explico lo qué pasó y pidió disculpas en nombre de su familia y que no recomienda que me dejen con Enzo porque él no está muy estable mentalmente y no es la primera vez que él deja un niño en este estado.
De hecho ya hubo un muerto.
Viktor fue amable con él y dijo que ya eso no importaba.

Pero espero nunca más en mi vida ver a Enzo.

Viktor me trato muy mal.
Estaba furioso.
Me culpo de lo qué pasó y dijo que me he convertido en una perdida de dinero y que iba a solucionarlo.

Después que me trataron, el médico me dejó en cama con una bolsa de suero.
Estuve dormido sin saber realmente qué me hizo Enzo. Solo sé que Enzo destrozó mis interiores.
Tampoco es que quiero saber; sé que voy a preocuparme más.

El mismo doctor de siempre esperó que despertase para interrogarme.

- ¿Como te sientes? -

- mejor. -

- No puedes seguir encubriendo a estos hombres... si él en serio es tu "papá" no debería tratarte así. -

- ¿para QUÉ decir esta cosas? -

Frunció el ceño porque quizás no entendió a que me refiero.

- ¿usted ayudar a... a que papa sea bueno conmigo?-

- Un padre no trataría así a sus hijos...

- eso que importar... aquí nadie poder ayudar. -

Me duele decir estas cosas pero esa es mi vida. Para qué quiere darme ilusiones de dignidad cuando es obvio que solo soy dinero fácil, soy barato de mantener y nadie se atreverá a ayudarme porque le temen a la mafia rusa.

- Puedes ir a protección a menores... y... -

Lo miré muy frío y solté todo lo que tenía en el pecho.

- ¿Para que maten a mi? Los policía me coger, los dueños de esta ciudad me coger... ¿para qué? Yo no tiener oportunidad. Por favor, yo quierer no pensar en esto... me duéler. Usted saber de mi, pero no ayudar. No hay remedios, ni ayuda.-

Hablé muy mal porque no pensé lo que dije.

- Esta bien...-

Él se levantó de la silla que estaba al lado de la camilla y salió del cuarto. Él parecía estar afectado por lo que le dije.









Pase una noche ahí.
Estaba tan llena la clínica clandestina que los cuartos estaban tomados y me dejaron en una camilla catre, en un pasillo pegado a la pared para no obstruir el paso.

Al amanecer me dieron de comer unos fríos huevos hervidos y salchichas con jugo de naranja.

Al medio día Viktor vino a por mi y fuimos en Uber al apartamento con Oleg.

- No te había dicho yo, que una herida grave más y te ibas...-

Estuve quieto mirando lejos.
Ambos íbamos atrás del carro, yo en el medio y él a mi lado detrás del asiento del copiloto.

Valerian Donde viven las historias. Descúbrelo ahora