2. Два.

2.2K 96 2
                                    

Yo nunca había tenido una relación con mi hermano Alexey, cuando él venía a Rusia ni hablábamos.

Los adultos suelen ignorar a los niños y ese era el caso con Alexey.

Cuando visitaba Siberia, solo venía a casa para no pagar un hotel y nuestra mamá biológica no mantenía ningún tipo de contacto con nosotros.
Y bueno... ¿Papá? No tengo idea quién fue.
Creo que se lo trago el mar Negro.
Sé que lo vi, una vez cuando era muy pequeño. Puede que sea uno de mis primeros recuerdos pero no sé.
No tengo una imagen clara de su rostro, solo recuerdo un hombre alto en la cocina que se inclinó para saludarme, o quizás se estaba despidiendo.








Cuando me enteré que tendría que irme a
Nueva York al principio me dió miedo.
Casi ni salgo de casa y ahora quieren que cruce el continente. Dios mío.

Pero como Alexey pintó la historia como una experiencia increíble, mi percepción cambió.

Llegué a Nueva York sin saber hablar inglés... solo sabia decir "si" "no" "Gracias"
"Coca-Cola" "no enTeTiendo"... ni eso sabía decir bien.







Ya no soy Seth, ya no soy libre, ya no soy considerado un ser humano.
Ahora soy un esclavo sexual que reclutaron para satisfacer a la élite de Nueva York








Mi hermano vivía en un barrio pobre en Queens.
Su apartamento era tan pequeñito que era como un depósito.
Todo era muy reducido y parecía que ni siquiera se había preparado para que yo me mudara con él... tenía un desorden descomunal y tanto los muebles como el lugar se veían viejos y él no es fan de limpiar por lo que veo.

El lugar era tan deprimente que apenas entré sentí las vibras negativas de ese lugar.
No soy de creer en eso pero en serio había algo pesado en el ambiente de ese apartamento.

Por fuera era un edificio norte americano normal, pero por dentro... era como estar en un "jrushchovkas" (edificio de apartamento soviético)

Esa primera noche hablé con abuela y no tuve corazón para decirle que ya no quería estar aquí. Quise confesarle que quería regresar a Rusia, pero sabiendo cómo es ella, seguro buscaría palabras para convencerme una vez más.

Mi abuela estaba muy anciana pero podía cuidarse sola. Ella decía que Estados Unidos es el país de las oportunidades y que debía ir.

Yo sin saber... no hablé nunca más con ella.
Alexey me lo prohibió. Él se encargó de aislarme del mundo por completo.
Como el apartamento era pequeño él me hacía dormir en el suelo de su cuarto, en una colchoneta de esas de acampar; Aveces tenía dolor de espalda por aquello.
Ni por eso me quejé.

Ya yo sentía que todo estaba raro y mi hermano estaba extraño.
A su casa, cada día iban sus amistades que se veían igual de pillos que él.
Aveces, cuando él salía en las noches... regresaba vuelto un desmadre, él tomaba demasiado y era normal que en su apartamento se quedaran personas en la sala tiradas en el suelo por las borracheras que se pegaban.

Cuando eso sucedía yo me quedaba en el cuarto escondido para evitar eso.
Habían veces que me quedaba en la cocina porque el cuarto lo usaban de motel.
Se acostaban con prostitutas que llevaban.






A 7 días de haber llegado a Nueva York me pidió lo impensable.
El muy maldito tomó ventaja de mi... después de ese día no hubo vuelta atrás.

Recién y había recostado la cabeza en la almohada y estaba tratando de cerrar los ojos.

- Seth, ven acuéstate conmigo... -

Esa noche él había llegado de beber, lo sabía porque apestaba a alcohol.

Abrí los ojos.
Por la ventana se colaban las leves luces de los letreros de los negocios de afuera, estaba azulado por el resplandor.

Me subí a la cama un poco extrañado porque entre los dos hay cierta distancia y que de la nada me diga que "esté" con él, me pareció extraño y podía sentir que su voz era diferente.
Estaba raro.
Podía percibir un tono pervertido en sus palabras.
El escalofrío despelucó mi piel porque sabía que algo malo era; soy ingenuo pero no idiota.

- No puedo dormir... tienes que ayudarme... -
Él estaba acostado, muy relajado.

Lo miré preocupado, y el nerviosismo cubrió mi cuerpo por completo haciendo evidente mi miedo ante la obvia situación.

- ¿Cómo te ayudo ?-
Pregunté inseguro.

- Ven acércate más...-
Separó sus piernas, se apretó el miembro y clavó su mirada con la mía, había algo siniestro en sus ojos. Su lenguaje corporal es tan intimidante que tuve el impulso de obedecerlo por puro terror.

Gatee en la cama hasta llegar a su lado.

- ¿Qué quieres que-e haga? -
Pregunté, sabiendo la repuesta.

- Quítame el estrés que tengo entre los pantalones.-
Enseguida se desabrochó los jeans, tragué hondo, completamente asqueado.

- Vamos sácalo, ya estoy duro. -
Dijo arrastrando las palabras como si estuviera muy cansado.

Quedé frío y me puse aún más nervioso.
Por Dios.
Él me agarró el mentón apretándome con fuerzas y su voz cambió a una de regaño:

- ¡AGARRALO! -

Me exalté e hice caso enseguida.
Mi corazón latía fuerte.
No quiero hacer esto. No quiero hacerlo.
El tenía la ropa interior puesta, así que moví a un lado la tela de sus calzoncillos y le saqué la polla.
Me sorprendió el tamaño, no espere que la tuviera grande.

Su piel estaba muy caliente o quizás mis manos estaban demasiado frías.

Él liberó un suspiro.
Me pidió que se la jalara.

El único encuentro sexual que he tenido en mi vida es con mi mano derecha así que al menos sé como proceder.

Bajé el prepucio y descubrí la cabeza para
empezar a masturbarlo; él se relajó, cruzo los brazos atrás de su cabeza y me pidió que lo hiciera más rápido. Estuve así por unos minutos, creo; Cumplí su deseo y seguí sin quejarme.
No podía mirar, era todo tan asqueroso y obsceno que me mantuve concentrado en las luces azuladas que se colaban por la ventana.
No sé si él se dió cuanta que me temblaban las manos.

Estuve haciéndolo con tanta vergüenza y el corazón frío, porque él es mi hermano... que desagradable... es nauseabundo.
¿porqué tiene que hacerme esto?
¿Porqué me pide esto a mi?
No quiero hacer esto.
Que asco.
Somos familia, soy hombre.
Es tan repulsivo que tengo ganas de llorar por la impotencia de no poder protestar para pedirle que no quiero hacer esta asquerosidad.

Le eche un vistazo y él estaba con los ojos cerrados.
Me atreví a mirar su pene y lo que le hacía.

- Usa las dos manos...-
Dijo excitado aún con los ojos cerrados.

Usé una mano para el tronco y otra para la cabeza.

De nuevo quité la mirada de su pene y seguí dándole placer con las manos.

- Ya me voy a venir... No dejes que caiga en la cama, apáñalo con las manos cuando salga. -

Aumenté la fricción para que se viniera rápido. Quiero que esto acabe.

Efectivamente cuando salió puse la mano justo a tiempo y estalló en mi palma.

Él soltó un gemido mientras salía toda la leche.
Me quedé sentado a un lado con el corazón a mil. No puedo creer lo que acabo de hacer.

- Lo hiciste muy bien, ve a lavarte. -

Enseguida fui al baño para limpiarme.
Me sentía raro, he hecho algo malo.
Quería llorar pero no lo hice.
Cuando regresé al cuarto me dió permiso de dormir con él, en la cama porque fui bueno y lo hice bien... no quería dormir con él en la cama.
Me acosté en el suelo en el colchón de siempre.
Él cayó en el sueño enseguida.
Yo, en cambio... no podía dormir.
Que asco.
Solo puedo sentir desprecio por él.
Esa noche empecé a crecer un odio inmenso por Alexey.

Valerian Donde viven las historias. Descúbrelo ahora