66. Шестьдесят Шесть.

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¿Cómo conseguí mi libertad?

No fue por voluntad mía escaparme o que me salvaran; solamente me encontraron.
Fue suerte...
Quizás ellos dos eran muy estúpidos y retaron la pasciencia de los vecinos que ya no los soportaban.

Recuerdo que una de las primeras palabras que Sofía me enseñó en inglés fue "ayuda" después aprendí a pronunciar "ayúdeme" y a medida que los meses pasaban pude decir frases cómo "estoy atrapado" "sálvenme" y ese era uno de nuestros tantos secretos.
Nunca pude decir esas palabras en voz alta...





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La policía había venido 3 veces a tocarle la puerta a Niko y Lana por queja de los otros vecinos.

Estos estúpidos, tenían solo un par de meses viviendo en ese complejo y ya eran famosos por interrupción de paz; era una área residencial familiar de clase media, y el tipo de personas que vivían ahí eran personas honestas en su mayoría.
El tipo de familia que tenían hasta 2/3 trabajos para mantener una vida medida en Manhattan.

Los vecinos denunciaron porque estaban hartos de que veían como a cualquier hora entraban y salían putas con hombres, los siete días de la semana.

Aveces cuando venía la policía yo veía escondido entre los sillones.

Porque cuando estaba fuera del cuarto o el armario, me la pasaba escondido... sentado en el suelo, detrás de los sillones.

Por medio de una hendidura de ambos muebles, veía la tele y también podía ver a los que entraban y salían (las prostitutas y sus clientes)

Lana o Niko los recibían...



Una vez un cliente me vio sentado en el comedor almorzando y preguntó si yo estaba disponible y Niko dijo que si...
Yo estaba tan resignado que no me importó.
Aquel hombre ya había cogido con una puta y quería hacerlo conmigo también...

Después de esa vez pasaron varias cosas...
Ya no quería comer en la mesa y empecé a automutilarme.

Porque cuando fui al cuarto con el cliente le dio asco mis cortadas.
"PERRA" "PUTA"

Me puse muy contento que ese asqueroso y horrible hombre no quiso acostarse conmigo porque él pensaba que yo era "horrendo" por estar así de mutilado.
De veras que estas cortadas dan asco...

Cuando estaba solo en el armario, en secreto, me abría las heridas de las piernas.
Con un imperdible que me encontré.

Reabrir mis cortadas era un alivio tan grande, porque sentía que eso era hacer algo por mi.
Empecé a remarcar mis títulos de perra y puta.
Al menos puedo usar mis debilidades para algo positivo y que me conviene.
Ya no soy deseable para nadie.

Esas heridas siempre estaban abiertas por dos cosas, uno: me violaban a diario y el movimiento sexual contribuía a que se abrieran.
Y dos: yo mismo me encargaba de abrirme la piel para mantenerme feo y repulsivo.

Niko y Lana eran tan idiotas que no se daban cuenta. Ellos simplemente creían que era por fricción del sexo y nada más.

Esas heridas me daban mucha rabia.
Ojalá no las tuviera.
Es decir, es bueno que soy indeseable sexualmente, pero... ¿Perra y Puta?
Esas palabras me tienen deprimido.
Quisiera tacharlas.
De verdad siento que estoy horroroso.
Soy un monstruo sucio.
Ojalá fuera otro tipo de herida...
Una cortada normal, no esos insultos.





Cada vez que la policía venía, porque recibían quejas domiciliarias, solo se quedaban afuera para confirmar; preguntaban si era cierto que usaban el apartamento de burdel y claro, ellos lo negaban todo.

Valerian Donde viven las historias. Descúbrelo ahora