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Los ojos de Park Jimin se abrieron antes de que ninguna alarma sonase, al ver el rostro tranquilo de Jungkook a pocos centímetros del suyo sólo pudo parpadear y con cuidado alargar el brazo y acercar su móvil para apagar la alarma que sonaría próximamente.

Volvió a posicionarse como estaba cuando despertó y no pudo evitar sonreír mientras observaba al pelinegro durmiendo con los labios entreabiertos y ambas manos cerradas en puños sueltos que descansaban uno encima del otro un poco más abajo de su cara.

El castaño levantó una mano y acarició con suavidad la mejilla de Jungkook, ¿qué era aquello que sentía en su interior justo en éste momento? No sabía, pero ojalá fuese posible sentirlo siempre, despertarse siempre y al abrir los ojos ver aquella imagen frente a sí.

La noche anterior se habían besado, habían confesado lo que sentían por el otro, se fueron a dormir, acostándose de frente, agarrándose una mano y mirándose a los ojos.

Jimin pensó que era el inicio de algo más puro que había comenzado jamás. No, ninguno era virgen, los dos habían estado en otras relaciones con anterioridad, pero aquello... se sentía diferente.

En algún punto de la noche terminaron abrazados y el mayor estaba seguro de que el más joven no había tenido pesadillas.

No quería levantarse, quería abrazar de nuevo a Jungkook y cerrar los ojos sintiendo su calor contra él. Pero tenía que irse.

Se acercó con mucho cuidado y dejó un beso suave sobre su mejilla y luego se levantó, arropó bien al pelinegro y se fue hasta la cocina cerrando la puerta para que siguiese durmiendo tranquilo.

Se vistió con cualquier cosa que había cogido del tendido mientras se tomaba una taza de café y miraba el amanecer entre el hueco entre dos barrotes que había entre la malla que habían colocado en toda su azotea.

Abajo había dejado un café listo para Jungkook, junto con unas tostadas con mantequilla de cacahuete y plátano troceado. Cuando estaba por irse agarró un post it  y le escribió un mensajito con una sonrisa tonta en el rostro, lo dejó al lado del plato de tostadas y unas llaves encima.

Una copia de las llaves de su casa la tenían sus padres, otra Yoongi y hacía un tiempo hizo una tercera, no le colocó llavero, esperaba que Jungkook las colocase junto a las de su propia casa.

Se marchó mirando una última vez a la puerta cerrada de su habitación, donde descansaba una de las personas más importantes de su vida.

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El chaleco antibalas le resultaba pesado, los recambios de balas también. Se acababa de bajar del coche patrulla después de estar dando varias vueltas con él por los alrededores de la Iglesia y el lugar de la celebración posterior, aparentemente no había nada sospechoso.

Miró la hora en su reloj de muñeca, solo lo usaba para esas ocasiones, y supuso que los novios estarían por salir de la Iglesia ya casados. Apretó el paso hasta llegar a una de las calles contiguas, tampoco podían ser vistos por los civiles, pues podría alarmarlos por nada.

Los recién casados salían justo en ese momento, pétalos de flores de dos colores distintos cayeron sobre ellos mientras la gente los lanzaba. El matrimonio Lee sonreía, el sol brillaba y desde su posición pudo ver a su hermano fotografiando, alguien más grabando y a varios de sus compañeros.

La radio de su hombro se activó, de su pinganillo salió la voz de la inspectora Ahn del otro distrito, reiteraba que todo parecía despejado pero que nos mantuviésemos alerta.

🚔Irrompible🚔 (JIKOOKMIN)-Completada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora