🚔.10.🚔

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—¿Jimin? Eh... Hola, Yoongi no está...

El castaño tiene las manos metidas en el bolsillo grande de sus sudadera y sonríe al más alto, niega con la cabeza y mueve un pie, aunque no llega a entrar en la casa como haría con su mejor amigo.

—Sí, lo sé. Es que te vi volviendo a casa desde mi azotea, ¿puedo pasar o te pillo ocupado?—Dice señalando el interior.

Jungkook parpadea varias veces y asiente sin pensarlo demasiado mientras se hace a un lado, dejando la puerta de entrada completamente abierta. Jimin pasa sin perder el tiempo y cuando está a punto de descalzarse vuelve a mirar al chico, como si así le pidiese permiso para ponerse cómodo en su casa.

Y es extraño, porque la casa de los Jeon lleva siendo su segundo hogar desde hace años y no recuerda haber pedido permiso para entrar o descalzarse desde que los señores Jeon se marcharon a Busan.

—Oh, sí, ponte cómodo si quieres.

Jungkook camina hasta el sofá tirando del bajo de su camiseta, un tanto nervioso, mientras el mayor se deshace de sus deportivas y lo sigue.

Hay libros sobre la mesita baja de cristal y Jimin para de inmediato, mira al chico que se acaba de sentar y pregunta vacilante:

—¿Estudiabas? Perdona, ya vendré...

—¡No, no! Sólo pasaba unas anotaciones a un amigo.

Jimin se relaja y ambos se quedan en silencio. ¿Desde cuándo se queda sin saber qué decir? Es Jungkook, Kook, el hermano pequeño de su mejor amigo que los seguía a todas partes cuando eran más jóvenes.

El castaño se sienta en el sillón individual y observa al chico fotografiar algunas páginas de sus libros donde tiene pegados postsits de colores rellenos con una letra pequeña y algo torcida.

Lo cierto es que no se ha parado a mirarlo mucho, aunque el primer día que lo vio y el día de gimnasio no pudo evitar quedarse en shock, no sabía muy bien porqué, pero en su mente Jeon Jungkook seguía siendo un adolescente desgarbado y tímido.

Ahora que lo miraba con detenimiento era consciente del tiempo que había pasado desde que se marchó con sus padres. El pelinegro ahora no sólo era alto, musculoso y se había tatuado y perforado orejas y ceja, también podía ver que la estructura de su cara había cambiado un poco, la mandíbula parecía más marcada, su cuello más ancho, sus ojos...

—¿Tengo algo en la cara?—Preguntó el observado riendo con nerviosismo al notar que el mayor lo miraba fijamente.

No, sus ojos seguían siendo los mismos, grandes, negros y muy brillantes.

—No, sólo me estaba fijando en tu piercing.—Mintió Jimin echándose hacia atrás en el sillón, apoyándose en el respaldo de forma cómoda.—Jamás pensé ver al pequeño Kook con piercings y tatuajes.

Ahora fue el turno de Jungkook de echarse hacia atrás, dejando el teléfono móvil sobre los libros y acomodándose, no miró al mayor directamente, pues aún no podía evitar ponerse nervioso ante él.

—Bueno, han pasado seis años y... Ya no soy un niño.

Lo último lo dijo un poco más bajo, como si no quisiera decirlo pero sintiese la necesidad de recalcarlo al mismo tiempo.

—Veintiuno.—Dijo Jimin con una pequeña sonrisa.—Tienes la misma edad que tenía yo cuando te fuiste.

Y entonces Jungkook levantó la mirada un tanto sorprendido, en primer lugar porque no esperaba que Jimin recordase su edad exacta, y en sgundo lugar, porque efectivamente, tenía la misma edad que tenía el castaño cuando se fueron a Busán.

🚔Irrompible🚔 (JIKOOKMIN)-Completada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora