🚔.55.🚔

830 97 11
                                    

Los Park se habían marchado hacía poco, contentos de que Jimin ya estuviese en casa y que la primera noche no fuese a pasarla solo, pues su mejor amigo se había ofrecido a acompañarlo. Ambos se ayudarían.

La despedida con Taehyung fue simple, formal, sencillamente amable. Aún no sabían de ellos, el menor de los Park entendió que, tal vez, esa noche Yoongi se lo contaría a Jimin.

Misook había dejado cena para ellos y sólo tendrían que calentarla y poner la mesa o preparar unas bandejas para sentarse a cenar en el sofá, Yoongi sirvió dos platos de pastel de patata y los dejó sobre la encimera, los calentarían justo antes de comerlos.

Mientras su mejor amigo se duchaba decidió subir un rato a la azotea, no le apetecía ponerse a ver la tele o el móvil.

Siendo ya de noche y al no haber encendido la luz de al lado de las escaleras tropezó con algo enrollado que había en la puerta que daba al exterior, maldijo por lo bajo, apartó una especie de suelo acolchado enrollado y salió a la azotea dejando la puerta abierta.

Se sorprendió al ver que los muretes bajos ahora tenían mayor altura por unos añadidos de alambre y malla verde, a un lado había un saco de boxeo y dos pares de guanteletes de los que dejan los dedos fuera estaban tendidos.

Caminó hasta ellos y alzando el brazo sano tocó uno, estaba seco, probablemente llevaran tendidos desde antes del atentado en la boda. El tamaño no era el mismo, no le hacía falta pensar mucho para saber de quién eran los más grandes.

Dejó caer la mano y se la metió en el bolsillo del pantalón de tela suelta y fina, caminó hasta un hueco que había entre aquella pared improvisada y miró hacia la calle, desierta, solo iluminada por las farolas y las luces que salían del interior de las casas.

Aquella noche no se veía la luna y apenas podía alcanzar a distinguir un par de estrellas.

—Estás aquí.

Yoongi se dio la vuelta y miró a su amigo, frotándose aún el cabello mojado con una toalla pequeña, un pijama grande que consistía en un pantalón de chándal viejo y una camiseta de publicidad de unos cereales.

Jimin caminó hasta donde el pelinegro estaba, se dejó la toalla descansando sobre los hombros y agradeció que a pesar de que el cielo nocturno estuviese nublado no hiciese frío.

—¿Ya no entrenáis en el gimnasio?

Le lee los labios, como su mejor amigo habla calmado no le cuesta demasiado entender lo que dice.

—Eh... Sí, claro, pero los días que practicamos boxeo venimos aquí.

Jimin parecía nervioso y Yoongi lo miró de reojo antes de apoyarse en la malla, haciendo sonar los alambres. El castaño vuelve a frotarse el pelo con la toalla y mira a su amigo, porque en sus circunstancias si deja de mirarlo no sabe si le habla.

—¿Estás liado con mi hermano?—Lo suelta así, tal y como le sale, porque Yoongi no es de dar rodeos y por más vueltas que le de la pregunta es esa tarde lo que tarde en hacerla.

Una vez más, consigue entender lo que le pregunta leyéndole los labios, no oye, pero las vibraciones de la voz gruesa de su amigo parece resonar en sus oídos, o al menos en uno de ellos.

Park Jimin traga saliva, deja caer la esquina de la toalla y lo mira con temor en los ojos, niega con la cabeza levemente y abre y cierra la boca de forma repetida, sin saber muy bien cómo contestar.

—No es lo que piensas.

—Yo no pienso nada, Jimin.—Dice el pelinegro de forma calmada, aún su mano dentro del bolsillo de su pantalón.

🚔Irrompible🚔 (JIKOOKMIN)-Completada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora