CAPÍTULO 9

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Lisandro pov:

No sabía bien que acababa de hacer.

Verlos a Lautaro y a Milagros tan cerca, llevándose tan bien, me había puesto de malhumor y cuando empezamos a discutir y ella me lo recalcó, no aguanté más. Estábamos tan cerca, sus labios me tenían embobado y podía sentir su respiración en mi mentón. Mi cabeza repetía una y otra vez nuestros dos casi besos y sabía que si no dejábamos de hablar y nos alejábamos, iba a terminar juntando nuestras bocas.

Creía estar seguro de que me iba a rechazar apenas mis labios rozaron los de ella pero, para mi sorpresa, me correspondió y eso hizo que la necesitara más cerca todavía. No podía ni quería separarme, me sentía completamente bien con mis manos en su cintura y las suyas en mi cuello, siguiendo el ritmo del beso.

No tenía idea de cómo iba a seguir nuestra relación después de esto: no sabía si algo iba a cambiar o si todo iba a seguir igual, si íbamos a poder ser amigos al menos o no. Tampoco sabía lo que me pasaba con ella porque no me caía bien o al menos, eso era lo que me obligaba a creer, pero cada vez se me hacía más imposible no pensar en ella o en si estaba bien. Al mismo tiempo, me estresaba mucho a veces y terminábamos discutiendo.

Me separé de Milagros, todavía sosteniéndola contra la pared sin saber que decir o hacer. Su respiración estaba acelerada y sus mejillas levemente coloradas mientras me miraba, también en silencio.

—¿Todavía querés seguir hablando? —fue lo único que me salió decirle.

Se rió de manera genuina mientras rodaba los ojos y me pareció una imagen muy tierna pero su expresión cambió tan rápido como había aparecido, poniéndose nerviosa.

—Eehh no sé qué acaba de pasar pero, ¿no significa nada, no? —Apoyó sus manos en mi pecho, todavía sin remera, para alejarme un poco—. Nos estábamos peleando, esto no está bien.

Sus palabras me hicieron entrar en razón y me alejé más de ella, haciendo que se pudiese separar de la pared.

—Yo tampoco sé que pasó, perdón. Pero igual, no cambia nada. —La miré a los ojos—. ¿O sí?

—No —dijo de golpe, dándome la razón—. Todo sigue como antes: no nos llevamos de la mejor manera y estamos intentando tolerarnos. Esto —Nos señaló—. Nunca pasó.

—Okey —coincidí— pero en serio, yo también quiero intentar llevarme mejor con vos. —Agarré la remera que había sacado del cajón y me la puse.

Se hizo un silencio incómodo.

—Bueno, me voy ir que tengo ganas de llegar a mi hotel. —Milagros empezó a caminar para la puerta intentando no mirarme—. Hasta después, Lisandro.

—Che —dije antes de que saliera por completo de la habitación— si vamos a intentar llevarnos bien y yo te digo 'Mili', vos podés llamarme por mi apodo también.

Milagros me sonrió.

—Está bien, Licha —se rió—. Me causa mucha gracia tu apodo, perdón. Me vuelvo a poner mi ropa y me voy.

Esperé a que se terminara de cambiar y la acompañé hasta la entrada para despedirla.



Milagros pov:

—¡¿Qué pasó qué?! —preguntó Zoe emocionada—. Ay son hermosos boluda, me encantan juntos.

—Pará pará —la frené riéndome—. No te encantamos juntos porque no estamos juntos. Calmá un poco.

—¡Pero se besaron!

Malentendido | Lisandro MartínezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora