CAPÍTULO 45

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Milagros pov:

2 SEMANAS DESPUÉS

En serio estaba intentando terminar mi novela: iba por los últimos párrafos y ya iba a estar lista para revisarla pero no podía seguir escribiendo porque Zoe estaba caminando por atrás mío, en nuestra habitación, de un lado al otro y completamente desesperada.

—¿Qué pasa? —le pregunté rendida.

Tendría que seguir escribiendo en otro momento porque evidentemente, mi mejor amiga me necesitaba.

—Yo sé que me estoy olvidando de guardar algo en la valija pero no me puedo acordar qué —me contestó mientras seguía con su caminata.

—Zoe, calmate. Hagamos una lista con las cosas que ya tenés y ahí nos vamos fijando pero no te pongas así que es peor.

—Ya sé, perdón. —Se sentó en su cama y suspiró—. Es que me pone muy nerviosa irme a vivir a España con Nahue y no sé por qué.

—Quizás porque es algo nuevo y todavía nunca pasaron tanto tiempo juntos en una misma casa —pensé en voz alta—. Pero yo presiento que va a salir todo más que bien y por lo único que te tenés que preocupar ahora es por darte cuenta de qué te estás olvidando.

—Bueno, empecemos a enumerar...

Media hora después, logramos darnos cuenta de que se estaba olvidando varias remeras que me había prestado y pudo terminar de armas las valijas. Su vuelo para España salía dentro de 4 horas y Lisandro se había ofrecido a acompañarnos hasta el aeropuerto.

—Licha, ¿podemos irnos ahora así estoy con tiempo por las dudas? —Zoe bajó las escaleras con una de sus valijas y un bolso colgando del otro brazo.

Yo bajaba atrás de ella con su otra valija, intentando no pisar mal y caerme.

—Esperen que las ayudo —se escuchó la voz de Cristian y apareció al final de las escaleras.

—No sabíamos que estabas —le sonreí.

—Quise venir a despedirme de Zoe y de paso las acompaño al aeropuerto...o bueno me quedo esperándolas en el auto para no llamar tanto la atención —se rió.

Era verdad que Lisandro y yo ya íbamos a llamar bastante la atención, aunque intentaríamos ir poco reconocibles para poder despedir a Zoe como se merecía y que no la retrasaran también a ella.

—¿Me llamaban? —Lisandro se asomó desde el gimnasio con los auriculares en la mano.

—Sí, queríamos saber si podíamos ir yendo al aeropuerto —le contestó mi amiga.

—Obvio, me cambio la remera, agarro las llaves del auto y las llevo.

—¿Querés darte una ducha rápida? —me reí—. Estás todo chivado.

—Pero Zoe-

—Te puedo esperar 20 minutos, hay tiempo todavía —lo frenó.

Lisandro se fue a bañar y nosotros nos sentamos a ver la tele un rato, en el mientras tanto. Apenas salió de bañarse, se cambió rápido y nos subimos al auto. Fuimos todo el viaje escuchando música y charlando mientras Cristian, desde el asiento del conductor, cebaba mate.

—Llegamos —avisó Licha y le devolví el mate al Cuti.

Mientras Cris se despedía de mi mejor amiga, con Lisandro empezamos a bajar sus cosas del auto.

Si bien cuando entramos al aeropuerto, Licha volvió al auto para no dejarlo a Cristian tanto tiempo solo, yo decidí quedarme con Zoe haciendo tiempo. Todavía no podía terminar de procesar el hecho de que íbamos a vivir en 2 países distintos y me estaba costando dejarla ir.

Malentendido | Lisandro MartínezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora