Milagros pov:
Una semana.
Ese era el tiempo que había pasado desde el partido entre Lisandro y Cristian y desde que había decidido estudiar en Inglaterra después de haber hablado con mi papá. Una semana desde que me sentía más relajada sobre mi futuro y en la que había intentado no recordar que una de las personas de las que más apoyo y amor necesitaba recibir, no estaba ahí para mí.
Mi mamá me había mandado mensajes también, probablemente sabiendo que no debía estar con ánimos de hablar por teléfono con ninguno de los dos sobre el tema. No habíamos tenido una conversación muy larga pero con solo un par de mensajes intercambiados, había vuelto a llorar. Sabía que algo dentro de ella se había removido después de esa última videollamada que habíamos tenido, que algo en su manera de ver la situación había cambiado, porque ya no se mostraba tan negada a que yo me dedicara a lo que amaba a pesar de que no cumpliera con sus deseos. Cuando le dije sobre mi decisión de estudiar en Inglaterra, no se enojó ni me intentó convencer de que no lo hiciera, solo se limitó a mostrar interés por lo que le estaba contando. Después de hablar con ella, ya no sentía tanta incomprensión de su parte aunque me seguía dando mucho miedo pensar que, por querer serle fiel a lo que yo deseaba, mis papás se sintieran decepcionados o defraudados de mí. Lo último que quería en este mundo era pensar que los había decepcionado pero no por eso iba a defraudarme a mí misma y a mis sueños por obligarme a hacer algo que no me hacía feliz y con lo que sabía que iba a tener una vida de la cual me iba a arrepentir.
—¿Me prometés que no vas a decir nada entonces? —le pregunté a Lautaro después de sonarme la nariz por décima vez.
—Obvio, si querés esperar para contarle al resto, yo te apoyo. —Me sonrió y apoyó su mano sobre mi hombro para reconfortarme.
Estábamos sentados en el patio de la casa de Lisandro, hablando sobre las conversaciones que había tenido con mis papás y sobre la decisión que había tomado de estudiar en Inglaterra.
No esperaba contárselo a nadie, exceptuando a Zoe. Al menos no por ahora. Primero quería esperar a terminar de resolver cómo iba a hacer para costear mis estudios y mentalizarme para explicarles lo que me había llevado a tomar esta decisión. La mayoría no sabía la situación que tenía con mis papás y ninguno iba a empezar a hacerme preguntas sobre eso ni obligarme a hablar si yo no quería...pero para mí era importante contarles porque yo sí quería que supieran. Aunque no fuese algo de lo que soliese hablar, les tenía completa confianza como para hacerlo. Solo necesitaba buscar un momento en el que estuviese mejor, darme mi tiempo.
Cuando Lautaro tocó el timbre, yo estaba llorando porque acababa de terminar de hablar con mi mamá. No había nadie más en la casa, estaba yo sola así que, intentando que no se notara que estaba mal, fui a abrir la puerta. Debía tener los ojos hinchados y aguados y la cara roja y empapada de lágrimas porque Lauti se dio cuenta apenas me vio que algo no estaba bien.
Sus preguntas no tardaron en llegar, cargadas de preocupación y por un momento, pensé en inventar cualquier cosa para no preocuparlo más pero no tenía ánimos como para fingir el motivo de mi llanto y tampoco quería mentirle en la cara. Sabía que las mentiras no llegaban a ningún lado y con lo mal que estaba, me iba a ser muy difícil sostenerla.
Terminé contándole absolutamente todo después de que me abrazó sin importarle si iba a decirle algo o no. Él solo quería que estuviera bien e intentar ayudarme y no podía sentirme más agradecida por eso.
—Mirá, yo creo que va a tomar un tiempo pero las cosas con tu mamá se van a solucionar —me dijo para darme ánimos—. Por lo que me dijiste, está intentando arreglar las cosas con vos y con tu papá...bueno, siéndote completamente sincero, le está costando muchísimo poder entender que vos no aspirás a las mismas cosas que él en la vida pero yo creo que se va a terminar dando cuenta —suspiró—. Al menos, eso espero. Igualmente, pase lo que pase y aunque cueste, tenés que entender que vos hiciste lo mejor que pudiste y diste mucho de tu persona para que pudieran solucionarlo. Ya intentaste hablar con ellos, explicarles y mostrarles lo que vos habías elegido para tu vida. Ahora depende de ellos, tienen que poner su parte también para que esto pueda funcionar porque, yo creo que ya se dieron cuenta de que querer obligarte a estudiar algo que no te gusta, no funcionó.
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Malentendido | Lisandro Martínez
Hayran KurguDurante un viaje a Inglaterra, Milagros acompaña a su amiga Zoe a ver un partido del Manchester United sin saber que se iba a chocar con Lisandro Martínez por accidente y que eso iba a generar una serie de malos entendidos con la prensa y los fans...