CAPÍTULO 35

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Lisandro pov:

Ella solo me miraba.

Le acababa de preguntar si quería ser mi novia y los segundos que estaba tardando en responder se sentían como años. Me empecé a poner nervioso y guardé mis manos en los bolsillos de mi pantalón.

Quizás me había apresurado en preguntarle eso y Milagros no quería ser mi novia. Quizás se había sentido presionada o abrumada por lo que había dicho. Quizás estaba a punto de rechazarme y aunque lo iba a entender y aceptar, no sabía si podría soportar su no como si no me afectara en lo más mínimo.

Respiré profundo intentando calmarme. Mili seguía mirándome completamente callada y como en shock.

Iba a empezar a hablar, para decirle que estaba todo bien y que no hacía falta que me contestara si no quería pero me quedé callado cuando sus ojos se empezaron a aguar y una sonrisa se formó en sus labios.

—Yo...sí, quiero ser tu novia —me contestó—. Perdón, es que me tomaste por sorpresa y sinceramente, no esperaba que me lo preguntaras hoy pero sí. —Se acercó más hasta mí y apoyó sus manos en mi pecho—. Una y mil veces, sí.

—Te juro que por un momento pensé que estabas a punto de rechazarme —me reí.

Mis hombros se relajaron y mis manos viajaron hasta sus caderas en donde la acariciaba al mismo tiempo que intentaba volver a respirar bien.

—Eso sería imposible —susurró y me dio un pico—. Así que, ahora oficialmente soy la novia de un pibe que cuando nos conocimos, me puteó en español porque pensaba que hablaba inglés —jodió.

—Pero me pusiste los puntos al toque vos. —Le di otro pico—. Y por suerte me perdonaste por haber flasheado cualquiera porque, gracias a eso, ahora tengo la suerte de poder decir que soy tu novio.

—Mmm ¿todavía no sé si te perdoné, eh?

—¿Ah no?

—Yyyy me parece que voy a necesitar un par de besos más para perdonarte —me sonrió y yo solo volví besarla, completamente feliz y concentrado en la hermosa chica que tenía parada en frente mío, correspondiendo mi beso.


***


—¡Ay me encantan! —gritó Zoe—. ¡Los felicito a los 2!

Estábamos todos en mi casa y con Mili habíamos decidido contarles antes que a cualquier otra persona, sobre nuestra relación.

—Yo sabía que le iba a gustar lo de la carrera —dijo Cris—. ¿Por qué siempre tengo ideas increíbles? Aunque me sorprendiste con la de los corredores, eh. Esa fue buena también.

—Ay dios Cuti, cállate que el de la idea de ir a ver una carrera fue mía —me reí y rodeé los ojos.

—Sí pero yo te sugerí que podían ir a ver algo que le gustara a ella, juntos —contraatacó con una sonrisa triunfante.

—En ese caso —habló Mili, que estaba parada al lado mío, dándome la mano—. También te tengo que agradecer a vos por la idea entonces.

—Con un asadito estoy bien, gracias.

—¿Sabés que si querés un asado solo tenés que pedirlo, no? —Nahue lo miró divertido—. No hace falta que siempre busques una excusa.

—Yo no lo hago igual. —Mili se desentendió—. Nunca hice.

—Yo tampoco lo hago —dijo Delfi.

—Ni yo —se sumó Joaco—. Ya lo hice la otra vez.

—Lo hago yo si quieren —acotó Zoe.

Malentendido | Lisandro MartínezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora