CAPÍTULO 40

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Milagros pov:

—Eu Mili, ¿qué pasa? —habló Zoe atrás mío—. Te quedaste tildada mirando a la pared...¿tiene que ver con tu viejo?

—No, tranqui —le sonreí e hice un lugar en el sillón para que se sentara al lado mío.

Desde que le había contado sobre lo que había pasado hace unos días, estaba muy pendiente del tema y se lo agradecía muchísimo aunque, por suerte, había podido dejar de pensar un poco en eso. Estaba muy concentrada en avanzar lo más que pudiese con mi novela. Quería aprovechar cada momento libre que tenía para escribir porque sabía que dentro de 2 días, cuando oficialmente empezara la universidad, iba a tener mucho menos tiempo que ahora.

Mañana me tocaba ir a visitar el edificio en donde iba a estudiar y si bien estaba muy feliz de que mi mejor amiga me acompañara, también quería que lo hiciera mi novio. Sabía que él también quería hacerlo pero entendía sus razones para no y las respetaba. Yo nunca había experimentado que quisieran saber todo sobre mi vida amorosa y privada, hasta que lo conocí a él. Lisandro lo sufría hacía varios años ya y entendía por qué se abrumaba tanto con el tema: todos parecían tener algo que decir sobre tu vida y saber más que vos sobre lo que te convenía o no, lo que hacías mal y lo que hacías bien...no admitían el error porque a veces, al exponerte tanto, para el mundo perdías un poco de la cualidad humana. Por una primicia, los medios no frenaban un segundo a pensar que podían lastimarte o hacerte sentir incómodo con lo que decían y hacían.

Me acomodé un poco incómoda y le di un sorbo al café que tenía en la mano. Había tardado tanto en tomarlo, que ya estaba casi frío pero no tenía ganas de calentarlo.

—¿Estás nerviosa por lo de la facu? —Cambió la pregunta intentando adivinar qué me pasaba.

—Sí, estoy bastante nerviosa porque es todo nuevo y además...

—Te gustaría que Lisandro también pueda ir con nosotras mañana —terminó la frase por mí, con una sonrisa.

—Exacto...los necesito a los 2 conmigo pero pienso en las consecuencias que eso traería para él y sé que no se puede.

—Te entiendo... —Apoyó su cabeza en mi hombro mientras hablaba—. A veces me pasa con Nahue también. Queremos hacer cosas como cualquier otra pareja y nos damos cuenta que no podemos...es horrible pero se las arreglan bastante bien con el tema ustedes 2. Sé que es un momento muy importante para vos y te gustaría que él estuviese ahí, así como sé que Lisandro seguramente quiere lo mismo pero quizás podemos arreglárnosla para hacer una videollamada o algo así.

Le di otro sorbo a mi café mientras pensaba en lo que acababa de decir mi mejor amiga. No se me había ocurrido esa idea pero ahora que lo pensaba, no era tan mala. No iba a ser lo mismo que tenerlo al lado mío, en persona pero me estaría acompañando igual y eso era lo que contaba.

—Euu no es mala esa —dije feliz—. Quizás al final, si logre estar conmigo mañana. Cuando vuelva de entrenar, se lo voy a decir.

Zoe me abrazó y agarró el control remoto de arriba de la mesita ratona del comedor.

—¿Querés ver si están dando alguna peli de Harry Potter en la tele? —preguntó—. Así sigo practicando mi inglés de paso.

—Dale. —Me paré mientras prendía la televisión y empezaba a pasar los canales—. Voy a buscar algo para comer mientras.

Terminamos encontrando Harry Potter y la piedra filosofal cuando estaba a un poco más de la mitad y nos entretuvimos viéndola y repitiendo todas las frases, hasta que llegó Lisandro rengueando un poco mientras entraba al comedor.

Malentendido | Lisandro MartínezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora