Milagros pov:
Acababa de terminar de entrar a la librería después de mi período de descanso, con un café en la mano y una sonrisa enorme en mi cara por la felicidad que me generaba estar ahí, rodeada de libros por ordenar. Era mi segundo día de trabajo y ya lo estaba amando: si bien el lugar en donde estaba la librería era relativamente tranquilo, seguían viniendo bastantes clientes (especialmente durante la tarde) y disfrutaba de sugerirles libros a pedido de ellos, de envolverlos para regalos, reacomodarlos por género y hacer los carteles para diferenciar cada sección. Todo esto, lo hacía con música de fondo para ambientar el lugar y que no hubiese tanto silencio. En los momentos en los que no había ningún cliente en el local, me sentaba a leer y a seguir investigando sobre lugares para estudiar o sobre diferentes carreras relacionadas con la edición, los libros y la escritura para buscar alternativas a mi idea original de estudio. Estaba intentando no descartar ninguna posibilidad.
Me senté atrás del mostrador y le di un sorbo al café antes de agarrar la pila de libros que tenía al lado para seguir separándolos por categorías, cuando abrieron la puerta de la librería.
—Permiso, ¿se puede pasar? —se escuchó la voz de Lautaro en la puerta.
—Obvio, ¿qué haces acá? —pregunté asombrada y con una sonrisa.
—Bueno, en realidad no vine solo. El Tucu y Nahuel se quedaron comprando no sé qué en un local de esta cuadra pero ahora vienen. —Se acercó mientras me explicaba—. Cristian dijo que iba a ir a ver a Lisandro con Zoe y Delfi así que, creo que van a pasar a verte después...queríamos saludarte en tu trabajo nuevo y particularmente, vine con la intención de comprarme algún libro.
—¿Qué te produjo tantas ganas de venir hasta acá, comprarte un libro y leerlo? —me reí y Lautaro se paró adelante mío, del otro lado del mostrador.
—Verte tan apasionada cada vez que te veo leyendo uno o contando sobre lo que leés —constestó relajado, analizando lo que había sobre la mesa—. Me intriga sinceramente y quiero ver si logro descubrir en mí, eso tan especial que te produce a vos. Capaz, dentro de un futuro cercano, podamos juntarnos a hablar sobre nuestras lecturas, ¿quién sabe?
Mis mejillas empezaron a ponerse rojas de la vergüenza y sonreí: era lindo que Lautaro me dijese que lo había incentivado a descubrir el mundo de los libros sin siquiera haberlo intentado. Solamente había sido la misma obsesionada de siempre con la lectura pero algo en él había generado y me ponía realmente feliz.
—Entonces voy a tener que encontrarte el libro perfecto para vos así después podés entender por vos mismo por qué me gusta tanto leer. —Le di otro sorbo a mi café y salí de atrás del mostrador mientras él me sonreía.
20 minutos y 10 libros después, Lautaro había encontrado un libro que le llamaba la atención y el cual yo no sabía que existía pero esperaba que le gustase y que lo entretuviese.
—¿Decís que voy a poder leerlo? —me preguntó un poco preocupado y lo miré con ternura.
—Obvio, ¿cómo no vas a poder? —Apoyé mi mano en su hombro—. Igualmente, si no te está enganchando, siempre podemos buscar otro. A veces, no es el momento para leer determinado libro y te es imposible avanzar.
—Bueno, está bien —suspiró—. Te creo, vos sabés.
Fuimos hasta el mostrador para que lo comprara pero antes de que me diera la plata, agarré la mano que me estaba extendiendo y lo frené.
—Te lo envuelvo para regalo —le sonreí y me miró confundido—. Lo pago yo, es un regalo.
—Nooo, yo soy el que quiso venir a comprar. ¿Por qué me lo regalarías? —se intentó negar.
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Malentendido | Lisandro Martínez
FanfictionDurante un viaje a Inglaterra, Milagros acompaña a su amiga Zoe a ver un partido del Manchester United sin saber que se iba a chocar con Lisandro Martínez por accidente y que eso iba a generar una serie de malos entendidos con la prensa y los fans...