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Hether estaba muda, de la nada se quedó sin palabras en especial al tener a Dai frente a ella con su postura usual como si nada, tan tranquilo en su mirada lo cual a la vez le causaba escalofríos.

- Hether?

- Ah... si claro! *tose* quieres pasar?.- miro a otro lado avergonzada por su respuesta lenta.

- Si no es mucha molestia.

- Para nada, por favor.- se dirigió a la puerta de su casa mientras Dai la seguía por detrás, sacó la llave de su bolso y la abrió pasando al interior junto con Dai. Una vez dentro esta guardo el bolso en uno de los percheros de la sala, por otro lado Dai no sabía que hacer, había venido sin ningún y eso fue tonto viniendo de él, tenía que admitirlo pero no pudo pensar en nada más que en decirle a Hether lo que sentía más por su reacción inesperada en el elevador, no se reconocía el siempre separaba lo emocional con lo lógico pero al parecer eso se había perdido en él, justo cuando conoció a su esposa hace años.

Hether se quitó el saco y fue a la sala justo en medio de esta vio a Dai de espaldas, muy pensativo, eso era un poco inusual, él solía estar preparado para hablar de forma directa con alguien sin importar la situación, ahora lo sentía diferente, era como si estuviera inseguro, jamas creyó verlo de esa forma, ella siempre solía verlo seguro y firme, con mucha confianza excepto que esta era una excepción. Se acercó a el para tocarle el hombro y despertarlo de sus pensamientos, sin embargo el volteo enseguida casi asustandola.

- Disculpe lo repentino de mi visita, pero tenía que decirle algo importante, que si no lo hago ahora me arrepentiré  toda mi existencia, por eso le pido no me interrumpa, puede hacerlo?.- esta solo asintió lento más aturdida que nunca, que era eso tan importante, podría ser quizás...?

- Gracias. *suspiro* Hace 9 años que nos conocemos y durante ese tiempo usted se volvió una gran compañera y amiga de trabajo, no pensé en usted como algo más halla que una gran amiga. Sin embargo eso cambió primero para usted, y me lo demostró en su oficina, en ese momento no creí que usted pudiera cambiar su visión sobre mi en estos últimos años. Por eso le pedí tiempo para darle una respuesta a esos sentimientos que usted tiene sobre mi, durante esta semana pensé demasiado en eso, no tenía la certeza ni la seguridad de saber ahora cómo la veía después de su confesión, temí lastimarla con mi respuesta y que esta amistad se acabará con ello, por lo que la evite a toda costa. No obstante, luego de ciertos acontecimientos y una imagen que me perturbó ver me di cuenta que... .- no sabía si decirle sobre lo que vio en el pasillo por lo que mejor lo resumió.- me molesto tener contacto con otra que no fuera usted y observar a otro estar cerca de usted. Por lo, que puedo reafirmar lo que ya había concluido. No quiero poseerla ni hacerla mi propiedad, solo deseo caminar a su lado ya no solo como un amigo, si me lo permite me gustaría caminar a su lado como su compañero de vida, me lo permitiría Hether Ford?

Dai se calló al terminar su discurso, esperaba no haber omitido ningún detalle deseaba poder aún tener esa oportunidad que le dio. Hether lo miraba medio boquiabierta, se había quedado muda, no podía creer lo que había escuchado, tantas veces que lo imagino en sus sueños despierta al fin estaba pasando en la realidad Dai se le estaba declarando.
Él no dejo de mirarla preocupado por no tener una respuesta, las manos le empezaron a sudar y sin poder evitarlo bajó la mirada con una expresión melancólica por la posibilidad de quizás haber llegado tarde, y esta se hubiera cansado de esperar.

Iba a irse del lugar por reflejo pero entonces Hether lo tomó de los hombros y se abalanzó a él para besarlo, aquello supuso que era su respuesta, por lo que se sentía más tranquilo. Podía notar las mariposas en el estómago que se siente cuando te enamoras, el lo sintió igual con su esposa. Sin más correspondió el beso tomando su cabeza y cintura para acercarla más, Hether estaba rebosando de felicidad por su gesto, al fin después de 9 años estaba con el hombre que amaba, sobre todo este sentía lo mismo, vaya bendición había recibido del cielo.

Según el planDonde viven las historias. Descúbrelo ahora