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8:00 p.m

Dai abrió los ojos despacio sintiendo dolor en su codo, por lo que volteo de lado para dejar de aplastarlo hasta que cayo en cuenta que no podía mover sus manos, cubierto por una manta creyó que sus hijos lo llevaron a su lecho pero todo alejado al escuchar el sonido de un motor, estaba en un auto. Quiso levantarse pero le era difícil, su manos y pies estaban unidos con cinta aislante  igual que su boca sin embargo sus ojos no lo estaban así que trato de averiguar que rayos estaba pasando.

Entonces sintió que el auto se detenía para después escucharla la puerta abriéndose del lado de su cabeza, siguió tapada su visión por aquella manta por ello no pudo ver quién lo estaba llevando fuera del vehiculo. No sabía como reaccionar, por un lado estaba en desventaja al estar casi inmovilizado y por el otro no sabía si la otra persona estaba armada, cayo en cuenta que se trataba de un secuestro al recordar como fue noqueado cuando salió al jardín de su casa.

Podía escuchar el sonido de escaleras y unas cuantas voces extrañas, hasta que por un momento su captor se detuvo suponiendo que fue para abrir una puerta por el sonido de unas llaves. Fue dejado en lo que parecía una cama, seguía sin poder ver el lugar tampoco sabia la hora pero estaba más oscuro de lo normal así que dedujo que era de noche.

Escucho pasos acercándose a el para después tocarlo con delicadeza, eso le desagrado por lo que le hizo saber a su captor que estaba despierto al evitar que siguiera tocando sus piernas. Luego la manta que le cubría todo el cuerpo fue quitada de un tirón sorprendiéndolo y aún más cuando vio a su "captor". Su sorpresa era evidebte en su mirada, más cuando la cinta de su boca fue retirada por la joven que le dedicaba una sonrisa radiante.

- Señorita Moretti...

- Buenos días, quiero decir, buenas noches.- le saludo cordial para después ofrecerle un vaso con agua.- Debe estar sediento, toma.

- ¿Puede explicar que esta pasando?

- Bebé primero y luego te lo dire.- Dai estaba dudoso, pero necesitaba una explicación y parecía que el estaba limpia así que se arriesgó a tomar del vaso con ayuda de Hellen.
Esta sonrió por su cooperación, bueno estaba hablando de Dai, un hombre dócil con todo el mundo aunque claro habían excepciones pero estaba preparada para cualquier situación.

- ¿Qué esta sucediendo?

- Ah es cierto.- dejo el vaso en la mesita de noche de ese cuarto para comenzar a hablarle.- Siempre imagine el momento en que usted y yo hablaríamos a solas, hubiera preferido un escenario más "casual" pero estamos aquí...

- Vaya al grano.- pidió con una mirada sería que la hizo temblar por un momento aunque no era de miedo.

- Profesor Dai, desde el momento en que nos topamos en la entrada de la universidad, no podía dejar de pensar en usted. Siempre presente en mis pensamientos, sin importar que hiciera no se iba de mi mente.- Dai con cada palabra que le decía solo aumentaba su confusión.- Hasta que lo supe y... me enamoré de usted, lo amo profesor.

- ...- no sabía que decir, al parecer hubo un montón de señales no obstante no pudo detectar ninguna. Sabía que la señorita Moretti estaba en una situación de abandonó emocional por los adultos que la rodeaban, ya no era una niña sin embargo, esa dejación de afectó la siguió hasta su "madurez". El teorizó un posible apego ambivalente sobre él que esta confundía con "amor", en ese momento quiso estar equivocado pero acertó, logró leer a la perfección a la señorita Moretti y ahora se encontraba en un paradero desconocido, inmovilizado con la muchacha en un estado inestable.

- No ha dicho nada profesor ¿Qué tanto piensa?.- Dai tenía que asegurarse de soltar las palabras adecuadas, había la posibilidad de ayudarla a pensar con juicio y hacerla reaccionar.

Según el planDonde viven las historias. Descúbrelo ahora