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Merus luego de invitar a su novia a cenar el viernes fue con su padre a contarle la noticia, este se encontraba justo se encontraba en su estudio así fue a hasta ahí. 

- Padre, tiene un momento.

- Adelante Merus, de que se trata?

- Invite a Megan a cenar el viernes.- Dai  parpadeo sorprendido ante la noticia.

- Suena bien. ¿A que restaurante piensas llevarla?

- Pensé que podría venir a la casa, ya la invite antes pero la cena no se dio, así que pensé en compensarla.- explico tímido pero con un dejo emocionado por traerla de nuevo a la casa, pero Dai no estaba tan convencido de que viniera de nuevo, aunque ahora era diferente esta vez el sabría que vendría, la ultima vez ni estaba enterado de su existencia y menos de lo que hizo con su hijo esa noche que vino en la madrugada. 

- Entiendo, las promesas deben cumplirse.- se levanto de su silla con su taza vacía y fue a la cocina seguido por Merus ya que no tuvo una respuesta exacta, lo siguió hasta el lavabo y para asegurarse le pregunto de nuevo.

-  Entonces, puede venir?

- Por supuesto, antes te mencione que era bienvenida a nuestro hogar.- estas palabras entusiasmaron a Merus haciendo que lo abrazara de costado sorprendiendo a Dai por lo repentino que fue.

- Muchas gracias padre.- se retiro de la cocina a su habitación dejando a su padre con una mirada sorprendida, nunca pensó que cuando se enamorara cambiara su actitud de tal forma, le agradaba que estuviera feliz pero aún temía que sufriera a causa de las indecisiones de su pareja, por el tiempo que conoció a la señorita Green, no le parecía ser la mejor para tener una relación seria y madura, aunque esperaba estar equivocado con el pasar del tiempo.

... 

Dai caminaba por los pasillo hacia el salón para empezar su clase, era una mañana distinta por el cambio de clima y también por el ambiente un tanto "caótico" que se formo entre el y la señorita Moretti, después del accidente temió que esta lo mirara con decepción y desprecio, pero había sido todo lo contrario, ahora esta era más elocuente y en ocasiones un poco más abierta a expresarle su cariño. Era tierno verla hacerlo, hasta que miraba a sus costados y se encontraba con la mirada juzgadora de algunas estudiantes y sus colegas, no entendía porque lo observaban así pero el solo hecho de hacerlo le hacía inventar excusas para tomar distancia de la estudiante, pese a que se alejaba aparecía de la nada en lugares impensables dejándolo aturdido pero no se negaba a ayudarle. 

Sin embargo un suceso lo dejo un tanto inquieto, paso cuando llevaba a Moretti a su casa al final de las clases, una vez sentados en el auto pudo sentir su mirada sobre él, cosa que le provocó algunos escalofríos, por lo que con amabilidad le hizo notar su molestia pero esta lo negó observarlo a él sino a su reloj que según le contó era igual al de su padre, esto le causo gran confusión al no saber si decía la verdad o le mentía en ese momento. Este mismo evento se repitió en el comedor, por el reflejo de su cuchara la descubrió observándolo desde una mesa lejana a la suya, obviamente por respeto y al no estar seguro de ser el la persona que miraba, no hizo mención de los ocurrido.

Al menos en el aula no era así, más bien parecía centrarse en la clase lo cual lo hacia ponerse dudoso de si era real lo que sentía o era su imaginación por tenerla ahora más cerca de él esos últimos meses. El cambio que más noto fue sus interacciones con la profesora Hether, esta era más amable y atenta, sobre todo en la investigación que estaban haciendo juntos para la revista científica, pero no fue un cambio que lo pusiera incomodó, por lo que quizás estaría exagerando y malinterpretando los cambios repentinos en las personas de su alrededor.

Según el planDonde viven las historias. Descúbrelo ahora