𝐌𝐘 𝐇𝐔𝐒𝐁𝐀𝐍𝐃•ᵐᵘˢᵗᵃᶠᵃ ᵃⁿᵈ ⁿᵘʳᵍᵘˡ

2. Sultana

— Mustafa, creo que dormiré un poco— susurre y el asintió, — ¿Quieres que me quede contigo?— preguntó y sonreí, — sé que tienes muchas cosas por hacer. Ve a descansar, yo me quedaré aquí— el asintió, — Hasta mañana, querida—

— Hasta mañana— respondí y lo vi marcharse.

Me senté en la cama con pesadez, los príncipes si que son muy fuertes.

Sobe mi cabeza y me recosté con lentitud.

Tengo demasiado sueño..

. . .

— ¿Vieron lo que han provocado?, ¡Golpearon a la favorita de su hermano, mientras llevaba dentro a su próximo heredero!— eso hizo que ambos hermanos bajaran la cabeza con lentitud.

Hürrem tenía miedo de que le quitaran Manisa a Selim, no quería que eso pasase.

— Su majestad. Fue un error, no volverá a pasar— dijo ella intentando calmarlo, — ¿Un error?, ¡Un error fue darle Manisa!—

Mihrimah suspiró levemente con pesadez.

Si le daban Manisa a Mustafa de nuevo, su esfuerzo sería en vano.

— Majestad, mis hermanos y yo estamos avergonzados por este acto. Pero crea que no pasará de nuevo. Esta acción los hará reflexionar, y un error se comete. Gracias a Allah Nurgül esta bien, también su primogénito, créame que esto quedará en el pasado— habló suave la sultana de cabellos marrones, logrando calmar un poco a Suleyman, pero su enojo aún no desaparecía por completo.

Hürrem sonrió internamente al saber que tenía una hija fuerte, y Mahidevran está sola.

— ¡Aún así!— habló el rudamente, sacando de sus pensamientos a la mujer mayor pelirroja.

Nurbanu tenía miedo a él igual que Hurrem , si le quitaban Manisa a su príncipe sería el fin para ambas, Murad estaría desprotegido y no nacería en la cuna de oro que ella quisiera.

Igual que su Cónyuge, mantenía la cabeza baja, y tenía una mirada perdida llena de preocupación, a la par mantenía una respiración un poco agitada.

Defne tenía la cabeza en alto, miraba a el sultán con reto, sabía que ella no tenía nada que ver, intento calmar a su esposo, "si, me fue Inutil, ¿y qué?" era lo que reflejaba su rostro.

— ꨄ—

Camine con lentitud por el harem, las muchachas me miraban con intriga al ver los lujosos cofres con bordados de oro atrás mío.

— Muchachas, he traído obsequios para ustedes— sonrieron alegres y se acercaron con cuidado, — Hay telas, algunos vestidos hermosos, monedas de oro y tiaras que les quedan— sonrei al verlas con emoción.

"¡Gracias sultana!"

Era lo único que escuchaba con una sonrisa.

— Gracias sultana, ya había algo de tiempo desde que no nos obsequiaban vestidos o monedas de oro— dijo una joven de cabellos marrones con ojos cafés y tez blanca.

— ¿Cual es tu nombre?—pregunte, — Melissa, sultana— asenti, — Melissa, ¿no quieres servir para mi?— ella sonrió en grande, — ¿Enserio?— asenti, — Sirve para mi y te daré más que esto— señale con mi mano a el cofre.

— Claro, si quiero— respondió y asenti, — Amara — le dije a mi criada de confianza y ella se acercó, — Enséñale a esta joven, Melissa. Todo para servirme y ayudarme a cuidar a mis príncipes— ella asintió, — Como ordene, sultana— respondió y sonreí.

Seguí mirando como otras presumían las telas que alcanzaron y pocas se colocaban las tiaras con alegria.

— ¡Atención, la sultana Mihrimah!— todas pararon el abucheo y formaron filas para reverenciarse.

— Sultana — dije y ella me miró,  — Nurgul, ¿que es esto?— preguntó y la miré confundida.

¿No lo ve?

— Ah, le doy telas y oro a las concubinas de su majestad. Se lo merecen,¿no?— me miró fijamente.

— Si, pero todo a su debido tiempo, Nurgül— la miré aturdida, — ¿No puedo darles algo?— pregunte dudosa, — ¡No para esto!— alzo la voz, — Le pido que se calme, no esta hablando con cualquier mujer— pedí pacientemente.

Sentí como su mano azoto en mi mejilla, probando que cayera a el suelo.

— ¡Atención, el príncipe Mustafa!—