49-el siguiente no es el, ¿verdad?

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La taheña sonrió levemente, mientras tomaba el pergamino, lo sostuvo entre sus delgados y arrugados dedos, su sonrisa frívola se mantuvo.

— El primer paso fue ese bastardo, pronto será el príncipe Ahmed, y si Allah es generoso y yo piadosa, le daré una muerte digna a el bastardo de Mustafa— se mofó, sintiendo la satisfacción después de años.

Era su venganza

¿No?

Algo había cambiado en ella además de su físico.

Ahora era una mujer robusta, que no perdía la belleza en el rostro, que sabía lo que le sentaba bien y lo usaba a su favor en múltiples ocasiones, la cual entendía perfectamente que hacer para sobrevivir.

La que en verdad se estaba volviendo loca

— Dicen que el sultán Mustafa está padeciendo algo en su cuerpo, debe ser algo grave— Hurrem dejó su copa en la mesa— acudieron montones de médicos, muy costosos y ostentosos, los más jóvenes y viejos— murmuró un poco más bajo la concubina, para que solo ambas pudiesen escucharse entre ellas.

— Ojalá muera— pronunció, mofándose de el hombre, aún que ella fuese mayor que el.

— Solo así el príncipe Selim será sultán
— Allah mediante quiera que el muera pronto

Los cuarenta días de luto habían pasado, y ahora, se había desatado algo que ni el propio regente pudo frenar

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Los cuarenta días de luto habían pasado, y ahora, se había desatado algo que ni el propio regente pudo frenar.

La ejecución.

Ver a su esposa cada vez como una mujer lejos de lo que el recordaba hacía que se arrepintiera de haberle dado tanto poder, la amaba, claro. Pero igual, sus castigos eran severos, y sabía como la apodaban.

Así que, no espero menos cuando Nurgül mando a cortar la lengua de la concubina con la cual su hijo había tenido un vínculo fuerte, Narem era una traidora, y nada más.

La jovencita por último solo pudo soltar gritos desgarradores y súplicas inútiles, con lágrimas brotando de sus ojos oscuros y su rostro rojizo debido a el llanto excesivo.

Fue entonces, que por última petición, decidieron que lo mejor era quemarla viva.

O bueno, eso había decidido la madre de el difunto principe.

Quemarla viva, sin poder gritar, no sería la mayor satisfacción, pero le agradaba la idea.

El fuego azoto primero por su melena larga y espesa, antes de llegar hasta su rostro y recorrer su cuerpo, el médico Gerardys le envió una carta a la reina Kosem, asegurándole que cuando vio el cuerpo, no pudo evitar sentir el desagrado total.

"En ninguno de mis años sirviendo vi tal cosa"

Pero la propia kosem se mofó de aquello, riendo apenas terminó de leer, y mandando un agradecimiento a su madre, "por su honorable justicia, que Allah te concedía esa sabiduría, mamá" .

— Es asqueroso, es repugnante, ¿como pudo permitir algo así?— cuestionó enseguida la madre de el príncipe Bayazid y el príncipe Selim, — se está volviendo loca, no me sorprenderia que pronto encierre a sus propios hijos en sus aposentos. ¡No hay quien la aguante!— se regocijo con envidia y molesta, se cruzó de brazos.

Hablando con ella misma, riéndose de todo lo que sucedia.

























— No estoy muy segura de esto— murmuro la essiz, cuando al fin habían llegado a la cabaña en malas condiciones, y que desde afuera podía transmitir un olor putrefacto.

— Vamos, mi sultana, ya llegamos— ánimo Vanessa, y fue lo último para que sus pies comenzaran a divagar hacia la puerta de madera, la cual tocó tres veces.

La puerta se abrió lentamente, y un cuervo a lo lejos hizo temblar de el susto a Nurgul, quien ingresó lentamente e hizo una seña para que la sirvienta vigilará.

— ¿Que busca su real majestad?— con un tono de burla, una mujer casi calva murmuro, tenía pocos cabellos, y eran tan blancos que podría considerarse una vieja, de arrugados dedos blancos y delgados, con uñas filosas y rostro demacrado, al igual que prendas superiores algo rotas, o viejas.

La castaña no pregunto, solo se sentó lentamente en la pequeña silla, frente suyo había una gran olla, o ella le vio ese tipo de forma.

Sin embargo, la anciana cubrió el contenido extraño de esta con una tapa gigante y de piedra, tan oscuro como el carbón.

Sacando así una bola pequeña de cristal, y entrecerrando los ojos.

— Bueno, solo quiero..— no termino de hablar, — Yo se lo que quieres, tres preguntas puedes hacer. No te gustaran mis respuestas, haz las preguntas y lárgate— no reacciono ante el mal trato.

— Quien ascenderá a el trono

Pregunto, froto sus dedos nerviosa, hacía un poco de calor, pero no retiro la capucha negra que hacía juego con la capa que llevaba, sus aretes bailaron cuando ella movió la cabeza y abrió los ojos intensamente, tal parecía que la anciana frotaba la bola y esta comenzaba a iluminarse.

— Uno de tu sangre, tu sangre prevalecerá— murmuro, sintió un gran alivio y dejó salir el aire que contuvo por un momento, satisfecha.

— Mustafa. ¿El se mejorará?— su segunda pregunta había quedado chica a la expectativa de la señora, quien sonrió macabramente.

— No lo veo en el futuro, La lepra se acerca, acecha y consume, postrado en una cama, una cama de plumas, plumas puras, las mejores. El último aliento y petición moverá los pueblos, la muerte divaga, la bastardía exclama.

Aquel comentario solo la pudo hacer recordar a Mihrimah, ¿como su pequeña y dulce niña sabía lo mismo que la despiadada bruja?

— La someterás a lo mismo que la madre de el rey, postrada en una cama, La sangre correrá por la cama, y miraras horrorizada, el regente te odiara, el espíritu acechara, hasta que tu propia sangre divague entre el frío suelo, madre sultana

La incomodidad y el silencio reino entre ambas.

— ¿Mis hijos sobrevivirán?— su última pregunta terminó ahí.

La anciana abrió los ojos, sin siquiera tocar la bola que minutos antes parecía masajear.

— Yo solo veo dos en el futuro, tus malos actos condenan a todos, incluso a tu familia, es triste el saber que todos te odiarán antes de morir, pero llorarán cuando tú cuerpo sea presentado. La llama consume, acecha. Morirás igual que a los que torturaste, me dijeron que te gusta quemar y mútilas cosas

Sonrió descaradamente, un remolino de emociones cayó directamente a el estómago de la sultana.

— Quien tú crees que comenzará a irse se irá
— ¿El no es el siguiente, verdad?

Cuestionó con rapidez todas las palabras que provenían de la boca de la peliblanca.

— Se han acabado tus preguntas, ¿te atreves a cuestionar mis hazañas?, te otorgaré una última advertencia, incluso a mi me darás pena, verte morir no será una satisfacción total

Tragó en seco, más no hablo.

— Estas maldita, mujer. No por un hechizo, si no por tu mente, solo el hijo que más ames sobrevivirá, y el más lejano te odiara

Ella comprendió con exactitud lo que quizo decir.

¿Quien estaba más lejos, Kosem o Ahmed?

Y

¿A quien amaba más?

𝐌𝐘 𝐇𝐔𝐒𝐁𝐀𝐍𝐃•ᵐᵘˢᵗᵃᶠᵃ ᵃⁿᵈ ⁿᵘʳᵍᵘˡDonde viven las historias. Descúbrelo ahora