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El ataúd de la sultana aún no pasaba, y las oraciones por su alma continuaban. La frialdad en cada mirada era notable. Habían estado pasando muchas muertes en un solo año. Observe a Nurgul, quien tenía su mirada perdida.
— La sultana Mahidevran era tan noble, Defne. No merecía la muerte a tan temprana edad — murmuró mi amiga, Lalezar, — La muerte fue el pago por sus pecados— dije fríamente.
Lalezar guardó silencio, seguro intentando comprender mis palabras.
Me gusta saber que soy la única que sabe todo. Con lujo de detalle.
Ahora, Nurgul está pagando por tantas humillaciones que me hizo. Tal vez muchos pensarían que también me metería con sus hijos, pero no soy esa clase de persona. Nunca haría algo a pequeños inocentes.
Sirvieron la sopa, aún jugando con mi comida seguí observando a la pelinegra.
Observe a Nurbanu, la cual tenía su mirada tensa, pero bien sabía que la muerte de la sultana Mahidevran y Hürrem fue algo que favoreció su poder como consorte. Aún incrementando el mio y el de las demás.
Mahnaz nos observaba desde el balcón de favoritas, su mirada de superioridad con su sonrisa burlona escondida hacían a cualquiera tensarse.
— ¡Atención!, ¡valide Mahidevran sultán!— me levante con impresión a él igual que todos, ¿valide?.
Todas miramos a Nurgul, que sostenía la misma impresión.
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— Mustafa — llamó Nurgul entrando a sus aposentos, el hombre mantenía su cabeza baja, sentado en la orilla de su cama. Sin decir nada.
— No está bien que guardes todo eso dentro, puedes llorar, porque yo estoy aquí. Para ti—acaricio su brazo, — No puedo llorar..es, extraño. Pero..la extraño demasiado — Nurgul asintió.
Sin darse cuenta, Mustafa había tenido un bloqueo emocional, algo extraño para la época.
