45-el tiempo sigue consumiendo

187 15 0
                                    



Nurgul miró con tristeza a su esposo, mientras el doctor hablaba determinando el diagnóstico.

En muchos kilómetros a el palacio, se encontraba Alexandra preparándose para ver a el príncipe, después de dos semanas de estar en topkaki u no haber dado noticias verdaderamente se preocupó.

Así que, sus tés tenían hierbas fértiles y no tomaba cosas que le pudiesen causar abortos, o temas tan serios que la hicieran sentir tan mal, ya que, ninguna otra mujer pasó por la cama de el príncipe, el parecía verdaderamente enamorado de ella.

Daban paseos, iban a todos lados juntos, desayunaban y cenaban a solas, el la llamaba todas las noches, parecía un amor poco creíble de cuento.

Mientras tanto, el segundo hijo de Nurgul sultán también se preparaba para recibir a una bella dama la cual tomaría como consorte antes de partir a Amasya.

Hasan era un príncipe apuesto de diecisiete años, parecido a su abuelo el sultán Suleyman, con su justicia, más no su carácter.

Y la joven que lo visitaría, de cabellos negros relucientes, precioso rostro y cuerpo bien proporcionado. De nombre Narem, era de las más bellas e inteligentes que la madre de el príncipe pudo elegir para el con seguridad, había dado su confianza hacia ella y lo demostró cuando colocó el velo sobre su rostro como muestra de apoyo.

El príncipe Abdullah seguía enamorado de la joven Cecilia, más de lo que antes se pudo creer, solicitaba su presencia a la hora de la cena, cada vez que remodelaba sus aposentos o se mudaba a unos nuevos, entre otros no tan interesantes.

Cambiando de retrospectiva, Mihrimah sultán, hija de Nurgul sultán y Mustafa khan, jugaba en un pequeño estanque de el palacio, el cual se construyó especialmente para ella, su cabello trenzado y de color dorado casi blanco hacia su aspecto relucir su piel increíblemente más blanca que el resto de sus hermanos, aveces pareciendo una niña pálida o de poca salud debido a sus ojeras notables por las cuales recibía regaños de su madre y hermana mayor.

— ¿Que estas haciendo ahora?— giró su cabeza para observar a su hermano Abdullah, como siempre acompañado de la de cabellos taheños y nombre Cecilia, la cual se reverencio con una sonrisa amigable, Mihrimah devolvió la sonrisa al instante y se giró sin querer escuchar mucho a su hermano.

— Papá dijo que traería peces para mi y podría alimentarlos en mi estanque

Dijo sin mucha importancia, la rama que sostenía en su mano era sumergida por la presión de los dedos que contenía Mihrimah, clavándose entre el lodo bajo el agua.

— El sultán está en sus aposentos, sultana, quizá mande a algún agha a llenar más el estanque y traer peces, vi a algunos salir de el palacio — la tranquilidad y dulzura de las palabras de Cecilia eran dulces en la mente en ambos presentes, Mihrimah se levantó y dirigió a su hermano.

— Tengo muchas cosas que hacer y solo estas distrayéndome con tu favorita la cual también amo, Kosem me llamaría — Abdullah rodo los ojos, — Cecilia no causa problemas, y yo también quiero ir, vamos Cecilia — ordeno Abdullah tomando la mano de la niña, la cual obedeció a su mandato y dejó que el la guiara.

Caminaron a pasos lentos entre susurros y risas, ambos sosteniendo sus manos y con una leve sonrisa para mirarse el uno de el otro, Mihrimah, quien no paraba de verlos molesta continuó con más prisa que antes.

— Madre, hermana - llamó entrando a los aposentos de golpe, donde se encontraban ambas mujeres charlando y tejiendo, Kosem miró con asco a su hermana cuando observó el escarabajo disecado y sellado, su vestido manchado de lodo y sus zapatos que eran negros ahora parecían marrones.

Suspiro con molestia y desvió la mirada, mientras su madre con la paciencia que tenía brindó una suave y dócil sonrisa.

— Majestades- escucharon a otra niña que transmitía todo lo contrario.

Cecilia era demasiado femenina, su cabello brillante, sus ropas siempre bien limpias, su piel tan blanca como la nieve sin ninguna mancha, siempre maquillada levemente, sin tocar ni un solo insecto.

Eran tan diferentes para llevarse tan bien, incluso la habían considerado una tercera hija.

— Cecilia, pensé que estarías en el harem- hubo mucha más paz en sus palabras.

— Está conmigo madre, yo la llame- excusó el hijo más joven de todos, Nurgul asintió sin reproche y esbozando una sonrisa aún más grande que hacía relucir sus blancos y perfectos dientes.

— Está conmigo madre, yo la llame- excusó el hijo más joven de todos, Nurgul asintió sin reproche y esbozando una sonrisa aún más grande que hacía relucir sus blancos y perfectos dientes

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.



Hoy tampoco hay meme bro, pero...
¿Como estas?

baybay

𝐌𝐘 𝐇𝐔𝐒𝐁𝐀𝐍𝐃•ᵐᵘˢᵗᵃᶠᵃ ᵃⁿᵈ ⁿᵘʳᵍᵘˡDonde viven las historias. Descúbrelo ahora