7.el hombre

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Mihrimah lo miró y una mirada feroz se formó en su rostro.

— Sultana — se inclinó el hombre al ver que estaba en frente de la mujer, — ¿Quien eres?— preguntó, — Davud 𝐏ašha, sultana. Un nuevo miembro de nuestro consejo otomano — Mihrimah asintió.

Lo miro detalladamente antes de sentir un escalofrío extraño recorrer su cuerpo.

— Con que un 𝐏ašha de el consejo — musitó y sonrió levemente, — Sí, sultana — respondió mirándola fijamente, — Ah, yo me hospedaré en el palacio por algunos meses, con su..su permiso — añadió el hombre antes de hacer reverencia y marcharse.

Mihrimah sintió algo diferente, algo que le alegraba el día.

Caminó con firmeza y una sonrisa a darle los buenos días a su madre, como le era habitual.

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— Ishan, ¿mis príncipes duermen aún?— ella asintió, — Sultana, me han informado algo — musitó la odalisca y ella la miró atenta, — la sultana Hurrem  planeó otra comida en familia, solicitó a el príncipe Mustafa, será en la ala de té en unas horas...

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— Ishan, ¿mis príncipes duermen aún?— ella asintió, — Sultana, me han informado algo — musitó la odalisca y ella la miró atenta, — la sultana Hurrem  planeó otra comida en familia, solicitó a el príncipe Mustafa, será en la ala de té en unas horas — ella asintió, — Todas, las mujeres de los príncipes asistirán, por lo que el príncipe Mustafa pidió que vaya a sus aposentos para irse juntos — asintió la castaña y se fue, como si nada.

Sabía que el tipo de comidas en aposentos no terminaban bien, era anécdota.

¿Por qué sus hijos se peleaban tanto?, ¿cual
era la razón?.

No lo sabría, y quizá nunca lograra obtener alguna
respuesta a la ocasión.

Los aghas la dejaron entrar como ya era costumbre.

Sonrió levemente y miró a Mustafa quien acomodaba su túnica.

— Mustafa — añadió y él se dio la vuelta para mirarla.

— Nurgül, cariño — sonrió alegremente y la
mujer camino recta para quedar a centímetros
suyos.

Miró como su cuello estaba mal acomodado y con sus hábiles manos comenzó a moverlo, intentando acomodarlo. Por lo que este flaqueo un poco su sonrisa.

— Tranquilo, ya casi acabo — musito y el asintió, sintiendo el aroma de jazmines y fresas que transmitía la dama.

Se separó un poco cuando terminó, riendo por el rostro hipnotizado de el hombre.

Su sonrisa flaqueó un poco y las puertas se abrieron.

— Sultana, príncipe. Todos los esperan en la ala de té— Nurgul asintió, como si la orden solo fuese para ella, — ahí estaremos, solo dame un minuto— añadió y la odalisca asintió, haciendo reverencia mientras se marchaba.

 Todos los esperan en la ala de té— Nurgul asintió, como si la orden solo fuese para ella, — ahí estaremos, solo dame un minuto— añadió y la odalisca asintió, haciendo reverencia mientras se marchaba

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Rizaban mis cabellos mientras me miraba en el espejo, este momento era importante, debía volver a ganarme la confianza de la sultana Hurrem si quiero que mi principe crezca en Manisa.

— Fue suficiente, debo irme, el príncipe Selim me espera — dije y me levante de mi asiento.

Acomode un poco mi cabello y salí inmediatamente de mis aposentos, dirigiéndome a la ala de té.

Se que en un futuro seré tan poderosa, más poderosa que cualquier sultana en el mundo, ninguna podrá deshacerse de mi, yo lo sé.

Yo siempre obtengo la victoria, de una u otra forma.

— Déjenme pasar, he sido invitada por la sultana Hurrem — dije mientras miraba a un agha que estaba a la izquierda, — Como diga, kadin— abrieron las puertas y entre sin mirar a nadie.


— Déjenme pasar, he sido invitada por la sultana Hurrem — dije mientras miraba a un agha que estaba a la izquierda, — Como diga, kadin— abrieron las puertas y entre sin mirar a nadie

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— Nurbanu— dijo Selim, y lo miré atenta, — Mi príncipe — añadi y me senté a su lado.

Defne estaba en silencio mientras miraba a la mesa perdida.

Escuche otra vez las puertas abrirse, indicando que alguien más había llegado.

Nurgul y Mustafa, la sensación de el momento.

Ambos tenían la ropa de el mismo color, un rojizo profundo.

Alce una ceja y mire a Selim, quien sostenía mi mano con un poco de nerviosismo.

Su ropa era café oscuro, y la era un tono morado oscuro.

Observe cómo ambos se sentaron juntos con unas sonrisas leves y se susurraban alegres.

Ruedo los ojos y acaricio la mano de Selim.

— — —

Bayazid acaricia mi dedo donde se encuentra mi anillo de rubíes.

Sonrió un poco y lo miro, él tiene una sonrisa leve.

Observó a Nurgul y Mustafa, susurrándose y sonriendo juntos.

Que linda pareja, supongo.

— ¡Atención, la sultana Mihrimah!— gritó un agha y todas las consortes nos levantamos, mientras hacemos reverencia.

— Sultana — dije sin mirarla, — Defne, Nurbanu, oh..Nurgul— habló sin alegria y se sentó.

— ¡Atención, la sultana Hurrem !— volvimos a hacer una reverencia.

La miré de reojo, elegante, como se le acostumbra lucir.

Tenía un vestido negro que le hacía juego a su corona y collar.

Se sentó y nos observó a todos sin decir nada.

— Pueden sentarse— musitó y obedecimos.

— ¡Atención, la sultana Mahidevran y el sultán Suleyman khan!— todos miramos con impresión lo dicho por el agha y como las puertas se abrían.

𝐌𝐘 𝐇𝐔𝐒𝐁𝐀𝐍𝐃•ᵐᵘˢᵗᵃᶠᵃ ᵃⁿᵈ ⁿᵘʳᵍᵘˡDonde viven las historias. Descúbrelo ahora