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— Nurgül...— murmuró gélida su cuñada, — me siento en el trono de el sultán, porque me corresponde, soy su esposa, y como su esposa, ordenó abiertamente que se retiren de estos aposentos— su autoridad fue impecable, pero ambos jóvenes sabían bien que decir o que hacer, tantos años inculcando la cultura los hacían pensar en palabras adecuadas, como un haz bajo la manga.

— Mi hermano es el sultan, un rey, el monarca— hizo una pausa, buscando aprobación de su hermano, quien le sonrió levemente, siguiendo su juego, — no tú— terminó.

Regularmente, cuando Nimet se molestaba o sentía sus aires alzados, agrandaba un poco más sus ojos, y fruncía el ceño, incluso decía comentarios pasivo-agresivo.

— Soy una sultana, madre de los príncipes, de el futuro de el imperio, madre de una reina, la essiz que tiene su propia habitación llena de lo que desee— el príncipe Halil alzó una ceja, — ¿Entonces solo por el hecho de que eres madre de una reina eres más importante que nosotros?— pregunto, sonaba más como cuestionando sus propias palabras

— No me hagan llamar a los aghâs— pidió hostil, monótona. — pueden irse ahora, con lo que consideren orgullo intacto. Pensé que tantos años encerrados podría darles modales, tal parece que no y no sucederá— contraatacó.

— Pensé que los treinta años enseñaban modales, y mantenían sabiduría, mis ojos ven todo lo contrario— ladeo un poco la cabeza.

— Madre — llamó repentinamente la dócil voz de Mihrimah, como siempre, con un insecto entre sus dedos, — Dijiste que me ayudarías— se refería a la pequeña oruga, Nurgül le prometió ayudarla a buscar un espacio acogedor, como ya era costumbre, Mihrimah usaba un vestido negro y ajustado de sus caderas, con el cabello suelto y liso, un dorado que con los años, parecía tornarse más blanco.

— Vamos, mi dulce niña — miró por última vez a Nimet y Halil, antes de salir, su tacón resonó por última vez con toda la intención.

—¡Está loca!— grito Halil, divertido ante los últimos comentarios, — Es mejor que nos vayamos, los aposentos nos esperan — convenció, saliendo pocos segundos después.

a el día siguiente, sentada en el trono que se consideraba de oro y poder, Nurgül se acomodó en su gusto sobre este mismo, aveces leía y otras dormía, dependía su humor

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a el día siguiente, sentada en el trono que se consideraba de oro y poder, Nurgül se acomodó en su gusto sobre este mismo, aveces leía y otras dormía, dependía su humor.

Algunos pashas y eruditos entraron, así como pronto lo haría Nimet, llevando ahora la típica fachada negra, un rostro con preocupación y notables ojeras.

Jugueteó con sus manos, impaciente, recibió una mirada llena de egocentrismo por parte de la essiz, quien le dio una pequeña sonrisa de labios cerrados.

Abdullah y Mihrimah estaban ahí, extrañamente, por petición de su madre.

— Podríamos dar inicio— vociferó, — la sultana Nimet está en busca de un pretendiente a su altura, ¿alguno se cree digno?— solo cuatro hombres dieron un paso, — Sugerí diversas veces a mi esposo, el sultán Mustafa, la idea de comprometer a mi adorada cuñada con Yalil Pasha, y tal parece estuvo de acuerdo— declaró, Nimet negó, silenciosa y sin decir nada.

— Puede decirnos su propuesta, sultana— Nimet camino hasta quedar en el centro de lo aposentos.

Apenas abriría su boca para hablar, la puertas se abrieron, un hombre con un bastón.

Era su hermano.

La comisura de sus labio se alzó repentinamente, sintió la tranquilidad sobre ella.

Nurgül se levantó, dándole lugar a su esposo, quien con algo de lentitud llegó y se sentó, sintiéndose algo cansado, suspiro para poder hablar, — He sugerido...diversas veces, esta idea, Yalil Pasha sería un buen pretendiente— Nurgul sonrió orgullosa y alzó un poco más la cabeza, — Sin embargo, he pensando...en la felicidad de mi querida hermana, la más bella de las bellas— halago, — y he considerado, que será lo mejor que ella decida...— tomó más fuerzas, su piel comenzaba a arder nuevamente, — su pretendiente ideal, además, tendrá tiempo de pensarlo hasta su próximo sangrado, que indica...su virtud

— Esposo así no funciona el ciclo..— intento interrumpir Nurgül, — No hay más, ya lo he decre..tado

— Gracias, hermano — respondió, agradecida por el respaldo que obtuvo, — yo lo pensaré, prometo elegir sabiamente a mi futuro esposo— quizá con sus palabras podría parecer mayor, pero seguía siendo una jovencita de quince, que no sabía bien lo que quería más ser reconocida, y tener una buena vida.

𝐌𝐘 𝐇𝐔𝐒𝐁𝐀𝐍𝐃•ᵐᵘˢᵗᵃᶠᵃ ᵃⁿᵈ ⁿᵘʳᵍᵘˡDonde viven las historias. Descúbrelo ahora