44- Mustafa no esta bien...

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Un día paso para que la escena cambiase a una mujer preocupada observando a su esposo, el cual era revisado con urgencia por los médicos, empezando por la espalda.

— Pudo ser picadura de insecto, majestad, eso explicaría las manchas rojas, no se preocupe. Con especialización pronto estará mejor

Suavizó el tema el médico de cabecera de la familia, entre un suspiro Nurgul miró a Mustafa con pesar y temor a la vez, sintiendo como una tristeza se sumergía en ella, tenía miedo de perderlo como había pasado con su amado hijo.

— Dejemos ver cómo continúa, mientras tanto no podrás ir a la campaña

Sugirio, el sultán asintió de forma inmediata, todos sabían quien sería su reemplazo y como buscarían el apoyo de este para una vida llena de beneficios y riquezas, gozos que lo cualquiera poseía.

Así que, con el príncipe Ahmed como heredero, un muchacho justo y de corazón dulce, sería excelente como próximo sultán.

— Ahmed ocupará mi lugar políticamente en este asunto por algunos meses, y después irá a su provincia de Manisa, tendremos que regresar a Topkaki a mis hermanos Nimet y Halil — había tristeza en sus palabras, puesto que sabía lo felices que eran sus hermanos menores en aquella provincia alejada de el mal.

— Es una buena idea, sabemos que aún no tiene provincia por retraso, pero con ayuda de los pashas de confianza será más que suficiente

Murmuró la essiz, el sultán asintió de forma rápida dándole la razón sin dudarlo.

— Y cuando mi hijo tenga a mi nieto en brazos, sabré partir en paz — su voz resultaba una cansada la cual preocupó a Nurgul, quien negó con velocidad y enojo entremezclados, — No digas esas cosas — pidió.

Mientras tanto, Lucrecia disfrutaba de las nuevas posesiones y clases de el harem, siempre esbozando una sonrisa llena de felicidad. El príncipe era tan apuesto como todos decían, y le había gustado.

— Solo espero y su majestad haya puesto un hijo en tu vientre

Murmuró su nueva "amiga" de nombre Reina, la cual tenía la misma edad que ella, y si la verdad se posase enfrente de ella, tendría que confesar la envidia que sentía, deseaba que ella disease un hijo y cuando pudiese estar con el sultán, ella lo adoptaría, lo haría su hijo, o bueno. Eso era todo lo que recorría su mente mientras una sonrisa reluciente se posaba en sus labios.

— Esperó lo mismo, educare a mi hijo como se debe cuando el momento llegue, se que tendré un niño — su tono alegre se contagió rápido entre los propios deseos de Reina, la cual suspiro antes de continuar bordando a la par de Lucrecia.

— Su majestad me llamará esta noche, se que aún es temprano, pero estoy pensando que me vuelva musulmana por el, y poder comenzar un nuevo camino juntos

Relamió sus labios pensativa, era claro que el sultán querría hacer que su heredero dirigiera el imperio en un futuro, pero sobre pensaba el hecho de que existieran más príncipes los cuales vivían alejados de topkaki a su mayor esplendor, y cuando iban. Captaban la atención como hombres maduros los cuales las damas jóvenes deseaban a muerte. Pero ellos se veían incómodos en el palacio, como si las paredes de este gritasen los nombres de las personas que perdieron en la trayectoria de un llamado de aventura llamado "vida" .

Bayazid, quien vivía alejado en Bursa, con su consorte y su hijo de temprana edad, vivía de forma excelente. Puesto que con el gran presupuesto que obtenía a diario y la felicidad plena ante el alejamiento de los problemas los cuales antes le hacían explotar de cualquier forma, sentía un nudo en la garganta cada que volvía a topkaki para hablar con su hermano o visitar a la familia por pocos días, si estadía no era común, y si se llevaba a cabo, debía ser un asunto que lo mantuviera infeliz a toda costa.

Y Selim, un pobre hombre pelirrojo que se sentía atormentado por el pasado y sus errores, amar a personas equivocadas, y lo difícil que sus pies y mente lo guiaban hacia los calabozos donde descansaba un alma inexistente a decir verdad, de Nurbanu sultán, como lo había perdido todo en un santiamén, y ahora llevaba a su cama a mujeres jóvenes y tenía una mujer que a duras penas llevaba a su primer hijo en el vientre, ya que, la jovencita tenía catorce años. Así que, sus llegadas a el palacio causaban revuelo y deseo en las mujeres de el harem, y el solo se centraba en visitar a su pequeño hijo, Murad.

Mientras tanto, Nurgul continuaba su noche con Mustafa como una rutina diaria llena de silencio mutuo por horas y breves palabras si se podía, ambos disfrutaban de su compañía en silencio, Nurgul bordaba hermoso, y Mustafa daba asuntos políticos como cuestionario a su esposa de vez en cuando.

Ahora, en una ocasión similar, ambos tenían un silencio sepulcral, y pocos segundos duraban para intentar entablar una conversación.

— He decidido que si Ahmed se hospeda y Allah mediante adueña de Manisa, Nimet y Halil tendrán que regresas

La castaña lo miro atenta, suspiro y negó con rapidez, sus cuñados eran tan felices en Manisa que no imaginaba como se sentirían en el palacio de Estambul, aún que eran una familia grande, podrían cubrirlos con calidez.

— Supongo que es lo mejor, las demás provincias pronto también serán ocupadas, y el respectivo harem de cada uno de nuestros hijos será abierto pronto, prepárate para ser abuelo. Lucrecia hatun ya visita a nuestro hijo

Se plantó una leve sonrisa de felicidad, Mustafa río levemente a la idea de ser abuelo, ya que, ambos habían acordado.

«algún día, no muy lejano, tendremos preciosos nietos de tus ojos, cabello y rostro. Los amare tanto aún si no son tan parecidos a ti, llevarán tu sangre y la mía a mayor esplendor, nos sentaremos en el jardín, disfrutando de todos los manjares que se presenten, los tomaremos entre nuestros arrugados dedos y la devoraremos con diversión, se que tendremos muchos niños a los cuales sonreírles»

Recordó Nurgul plenamente la carta que Mustafa le había enviado en su campaña de hace años antes de iniciar una seria guerra.

Tanto que descuidó a su esposo, quien sintió un ardor en su pecho y jadeo con dolor inmediatamente, la castaña corrió a su lado tomando parte de su vestido azul marino para poder correr más rápido a pesar de llevar tacones poco altos.

— ¿Mustafa, estas bien?

— ¿Mustafa, estas bien?

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Yayayayay, hola.

No, Mustafa no morirá por ahora, lo prometo. Pero quizá más adelante si.

Se me escapó toda la inspiración que contenía en mi pequeña mente.

Meme a continuación:

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𝐌𝐘 𝐇𝐔𝐒𝐁𝐀𝐍𝐃•ᵐᵘˢᵗᵃᶠᵃ ᵃⁿᵈ ⁿᵘʳᵍᵘˡDonde viven las historias. Descúbrelo ahora