— ¿Por qué lo hiciste Mihrimah?— ella hizo una mueca de desagrado, — ¡Responde!— grite y me miró, — Porque es una concubina barata, nada más que eso. Solo di mi lugar y mira, no pasó nada — solté un suspiro de frustración, — Madre, es mejor hacer que olvide a Nurgul, hay que conseguirle una criada nueva— asenti, — bien, pero jamás vuelvas a hacer esto — ella asintió
Este será tu fin Nurgul
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— ¿Entonces no acepto a la mujer?— Mihrimah negó, — Maldita sea..— respondí aturdida, — Madre...¿y si le enviamos otra?— preguntó y la miré, — Nurgül lo tiene tan tonto..— me aproxime a sentarme en el diván.
¿Qué haré ahora?
Claro, esto tiene que ver con Mahidevran, solo me quiere hacer quedar mal ante todos, como es su costumbre.
Pero me las pagará, ya lo verá.
— Tengo un plan más llamativo—
. . .
Estaba mis aposentos cargando a Reyhan, mi dulce niña de cabellos castaños.
Zinerva entró rápidamente, haciendo una reverencia.
— Te he dicho que no hagas eso..pero, ¿Qué sucede?— pregunté mientras me levantaba y mantenía a mi pequeña en mis brazos, — Pues.. Hurrem sultan le envió una concubina a el príncipe Mustafa y este..— arquee una ceja, — No la acepto, eso la hizo quedar mal— sonreí, — Mihrimah es idéntica a su madre, con aires de grandeza sin tenerlos— reí, — No entiendo como el sultán ama a una mujer así— Zinerva se cruzo de brazos y me miró, — Quizá porque es bonita— asentí, — muy bonita, pero no sirve aquí, hay demasiados rostros lindos esperando ser notados algún día— Zinerva asintió.
Le di un beso en su frente a Abdullah y la dejé en su cuna.
— Veré a la sultana Mahidevran, luego vengo. Cuida A Abdullah — ordene y ella asintió, marchándome enseguida.
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- Esta - ordene y la criada asintió, mientras quedó estática en su lugar y las demás se marchaban.
- Sultana - dijo Esmehan, - ¿Si?- pregunté, - Nurgul sultán esta aquí- sonrei, - hazla pasar- ella asintió y abrió las puertas.
Posó un ángel con melena de color negro y ojos verdes a la cual reconocí como Nurgul.
Tenía una sonrisa inocente.
— Sultana— se reverenció y sonreí.
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Todos recargaban sus cabezas sobre sus respectivas almohadas y tapaban su cuerpo con sábanas.
Nurgul buscaba el sueño, solo pasaron unos minutos antes de que sintiera una punzada y se levantase enseguida.
Solto un leve quejido y el dolor de le pasó en minutos, cuando pensó en sus pequeños.
Entró rápido a los aposentos más chicos en busca de sus hijos.
Ahmed estaba despierto,sin embargo no se movía.
Nurgul escuchó las puertas abrirse.
Temió por un momento.
Se escondió en un pequeño lugar y procedió a mirar con cautela sus aposentos.
Había una mujer desconocida con una daga filosa.
Se levantó y tomó un jarrón.
Corrió y lo lanzó sobre la cabeza de la joven la cual soltó un quejido de dolor.
- ¿Quien eres?, ¿quien te envió?- preguntó mientras sostenía la cabeza de la joven presionándola a la cama.
- ¡Ah!- se quejó de el dolor, - ¿Quien eres?- preguntó nuevamente.
Al no obtener respuesta apagó la vela de muchas que aún estaban encendidas y tomó el sostén de este que era de oro puro.
La joven pasó la daga por su cuello causándose un corte leve más no asegurado a la muerte.
Nurgul pensó por un momento que la joven se había cortado completamente, bajando un poco la guardia antes de ser golpeada por la mujer y caer a el suelo.
La mujer salió corriendo de el lugar sin revisar si la joven había muerto o no.
