— ¿Lo conoces, Mihrimah?— preguntó el regente, mientras la joven con una leve sonrisa asentía, — Oh, eh, si. Lo conocí hace tiempo. Pero no trate tanto con el — murmuró, el asintió.
— Yusüf, te comprometo en sagrado matrimonio con mi hija, Mihrimah. Se que la harás feliz — esas palabras ya habían sido escuchadas por la sultana de el sol y la luna, pero poco le importaba.
— Pueden retirarse — ambos hicieron una reverencia , mientras salían a pasos lentos de los aposentos.
— Sultana — pronunció el hombre, Mihrimah se volteó a verlo. — No..¿no quiere dar un paseo por el jardín?— ella asintió con una sonrisa de labios cerrados.
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Nurgul observaba a su hijo Orhan, era tan pequeño y lindo. Algo inquieto y llorón.
Mustafa entró sin ser anunciado, captando la atención de Nurgul, quien no dudó en levantarse de su diván para recibirlo.
— Mustafa — saludó, — Mi querida Nurgul— murmuró, mientras depositaba un beso en la frente de la joven. Sin esperar más, se aproximó a ver a su príncipe más pequeño hasta el momento, acariciando la cabeza de este.
— ¿Si no fuese un nombre otomano, como lo llamarías?—pregunto, — Extraño mucho mi religión católica. Pero lo llamaría Victor. Ese era el nombre de mi hermano — respondió alegre, — ¿extrañas mucho tu religión?— está asintió, — Bien, tendré un consejo en unas horas. Pero quiero pasar esas horas contigo, vengo y en un momento regreso. ¿De acuerdo?—
— Está bien— finalizó.
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Nurgül arrullaba a su príncipe Ahmed, ya era la tercera vez que se levantaba en la madrugada para atenderlo especialmente.
— ¿Tienes hambre, hijo?— preguntó, acomodándose para amantarlo.
Era claro que porque fuera un bebé lo mimaría, pero Ahmed estaba acostumbrado a el calor de su madre y en especial de sus brazos , o los de su abuela.
Apenas el pequeño cerró los ojos lo dejó en su cuna, volvería a dormir.
