"Creí que conocía el sufrimiento, pero te conocí y supe lo que era sufrir en verdad"
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Nurbanu miró con rabia a Selim, este no había accedido a comprarle más vestidos. Ya estaba repitiendo lo mismo y las criadas de el harem la miraban con burla.
No era la única consorte , pero Mahnaz recibía de todo a diario.
— ¿No lo vez?, ¡Tu hijo, tu único hijo!, no tiene el amor de su padre. Siempre estás con Mahnaz, no tienes tiempo para ninguno de los dos, él te extraña. Yo te extraño — chantajeo, pero, el corazón de Selim ahora le pertenecía a la hatun que pasaba por el harem todo el tiempo.
— Claro que visitó a mi hijo, inclusive le doy una excelente educación. ¿Cómo puedes decir eso?— ignoro completo la otra cara de el tema, — Al menos yo quiero estar contigo, ya no me llamas a tus aposentos. Solo va Mahnaz. Esa mujer es infértil — Selim abrió los ojos con enojo, — ¡Nurbanu!, ¡fue suficiente!. Guarda silencio y regresa, ¡Ahora!— la recién nombrada bajo la cabeza, derrotada. Ya no tenía la influencia en Selim, su corazón ya no era suyo, ni sus pensamientos.
Solo se dio la vuelta y salió, avergonzada.
Observó sus ropajes negros, aún molesta por guardar luto.
¿Cómo era que a Mahidevran la habían anunciado como una valide?, ¿y a Hurrem sultán no?.
Lo que sea cualquier cosa, apenas entro a sus aposentos tiro todo lo que encontró. Sus gritos se escuchaban inclusive en el harem.
¿Por qué todo había terminado así?, hace algunos años, era la sultana más destacada y poderosa entre los príncipes. El bastardo de Mehmed ya no le fue problema alguno, y su amistad con Hurrem sultan le había ayudado hasta para acusar a Mahidevran.
Pero llegó Nurgul y lo arruinó.
En especial Defne había incrementado su poder e influencia en su príncipe. Aún que no tuviese un hijo, Bayazid tenía uno de Rana, Hurrem sultan antes la había mandado a matar. Por ende, Mehmed chiquito, era como hijo de Defne.
Miró a su inocente hijo de seis quien mantenía su mirada fija en su madre. Nunca la había visto así.
Nurbanu sintió pena, pena por el estado en el cual se encontraba enfrente de su único hijo.
— ¿Quien te ha hecho llorar, madre?, ¡me encargaré de castigarlo por hacer llorar a mi mami!— se acercó y le dio un abrazo, Nurbanu lo acepto gustosa, besando su frente y acariciando su cabello, — Tu eres muy bonita como para llorar, mami. No lo mereces, yo los castigaré a todos — Nurbanu soltó una leve risa, su hijo tenía un temperamento digno de un príncipe.
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Todos los hijos de el sultán se encontraban en los aposentos de este mismo, repentinamente había caído en cama.
— Su majestad tiene una enfermedad complicada — Mustafa apretó los ojos con pena, — Existe un tratamiento, pero nuestro sultán ha pedido que..lo dejemos — los únicos tres hijos varones se miraron entre sí, confundidos, — ¿Dejarlo?— preguntó el príncipe Bayazid, — Si, alteza. El sultán no quiere recibir el tratamiento, intentamos darle alguna medicina o té, los ha rechazado — se sintió la pena en la habitación.
¿Su padre se dejaría morir ahora, por qué se sentía solo?.
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