02. La maravilla del reino.

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El torneo en honor a la princesa Visenya se prolongó durante una semana, y en su día final, los hombres se esforzaron por destacar y colmar a la niña de regalos. Aunque el rey ya había anunciado sus planes de comprometer a Visenya con su hijo Aemond, los demás hombres no perdían la esperanza de convertirse en el futuro esposo de la princesa.

Sabían que casarse con una princesa Targaryen significaba poder y estatus, pero la magnificencia que sería Visenya superaba cualquier expectativa. No solo tendrías como esposa a una Targaryen, ni tus hijos tendrían simplemente el derecho de domar un dragón. En este caso, te convertiría en el consorte real, posicionándote como la segunda persona más importante en el reino.

Corlys Velaryon había obsequiado un barco a la pequeña princesa, a la que él llamaba su tesoro. Presumía ante todos, ya que no solo era la hija de su primogénito, sino que ahora su linaje estaría más entrelazado con el trono de hierro. Esa era la ambición más grande de Corlys.

Hablaba con todos los invitados, compartiendo su visión de cómo su nieta se convertiría en una gran navegante, al igual que él. Prometía llevarla a innumerables lugares una vez que tuviera la edad suficiente para explorar. También debatía con Viserys sobre si sería mejor jinete de dragón o mejor navegante, en un apasionado intercambio de opiniones.

Un huevo de dragón de una nidada de Syrax había sido colocado en la cuna de la princesa, pero aún no había eclosionado. En un momento de embriaguez, Daemon prometió frente al rey y a los pocos invitados que aún permanecían en el castillo que conseguiría para la princesa un dragón digno de ella.

Alicent paseaba con Aemond mientras Viserys sostenía a Visenya. Al rey le encantaba presumir de ellos, llamándolos "los futuros reyes", y eso complacía a Alicent. Por fin, uno de sus hijos recibía la atención que merecía, aunque fuera por motivos que jamás habría imaginado.

Rhaenyra, por su parte, poco a poco se tranquilizaba más. Si Alicent estaba bien con la idea, eso podría dar más oportunidades a que Aemond y Visenya tuvieran un matrimonio feliz y próspero. Quizás, solo quizás, el rey había tenido una buena idea.




































Con el transcurso de los años, surgieron complicaciones. Mientras Visenya cumplía dos años, el príncipe Daemon se había casado con Lady Laena y esperaban un bebé. Por su parte, Rhaenyra había dado a luz a su segundo hijo, un príncipe al que nombraron Jacaerys Velaryon.

Sin embargo, lo que más llamó la atención fue la piel ligeramente más bronceada y el cabello castaño oscuro del niño, lo que desató rumores en toda la corte sobre la paternidad del príncipe. La especulación apuntaba hacia Harwin Strong como posible padre del niño, dado el sorprendente parecido.

Este escándalo creció, y el foco de atención cambió cuando el huevo del príncipe Jacaerys finalmente eclosionó, dando a luz a un precioso dragón al que nombraron Vermax. El asombro se apoderó de todos, pero ahora la atención se volvió hacia la princesa Visenya, cuyo huevo aún no había eclosionado, generando señalamientos hacia ella.

Los rumores de aquella noche en la que Rhaenyra escapó con Daemon resurgieron, acusándola de ser una bastarda. Sin embargo, sorprendentemente, no fue Viserys el primero en defenderla, sino la reina Alicent.

— Aquel que juzgue a la princesa Visenya con la tonta excusa de su huevo de dragón, será castigado. — proclamó con vehemencia la reina. — Olvidan que mis hijos, hijos de su rey, tampoco han eclosionado un huevo. Una cosa no tiene nada que ver con la otra. Todos estos niños cuentan con sangre de dragón y tendrán a su dragón en su debido momento. Un comentario más y serán encarcelados para después convertirse en alimento de sus futuros dragones.

La Reina Dragón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora