29. La ausencia de Visenya.

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Visenya era el motivo principal por la que los pueblerinos en desembarco del rey aun toleraban el cruel y caro reinado de Rhaenyra, siendo la princesa y maravilla del reino quien los mantenía contentos y con la esperanza de esperar a que ascendiera al trono para que los tiempos de crisis y guerras terminaran, puesto que la gran mayoría de los siete reinos tenían pensamientos positivos por la princesa. Sin embargo al estar tras la búsqueda de Tessarion y Vermithor, había abandonado sus tareas en desembarco del rey.

A pesar de las capas doradas tener ordenes de la princesa de Rocadragón para suplantarla en su ausencia, ayudando al pueblo y reabasteciendo sus alacenas, fue la reina Rhaenyra quien les prohibió actuar, pues estaba furiosa por las traiciones anteriores y los crueles rumores que se decían sobre ella en la calle.

En Desembarco del Rey, la reina Rhaenyra se encontraba más aislada con cada traición. El presunto cambiacapas Addam Velaryon había huido antes de que tuvieran ocasión de interrogarlo, lo que dejaba demostrada su culpabilidad según el Gusano Blanco. Lord Celtigar coincidía, así que propuso un nuevo y sangrante impuesto sobre cualquier niño nacido fuera del matrimonio.

Tal tasa no solo reabastecería las arcas de la Corona, sino que también limpiaría el reino de bastardos. Sin embargo, su alteza tenía inquietudes más apremiantes que el tesoro. Al ordenar el prendimiento de Addam Velaryon, no solo había perdido un dragón y un jinete, sino también a la Mano de la Reina y más de la mitad del ejército que había zarpado de Rocadragón a fin de hacerse con el Trono de Hierro estaba compuesto por hombres juramentados de la casa Velaryon. Cuando se supo que lord Corlys languidecía en un calabozo bajo la Fortaleza Roja, comenzaron a abandonar su causa por centenares.

Algunos se dirigieron a la plaza de los Zapateros a engrosar las multitudes reunidas en torno al Pastor, mientras que otros se zafaron por los portillos o saltaron la muralla con intención de regresar a Marcaderiva. Ni siquiera los que se quedaron eran de fiar; eso quedó demostrado cuando dos espadas juramentadas de la Serpiente Marina, ser Denys Woodwright y ser Thoron True, se abrieron paso hacia las mazmorras a mandoblazo limpio para liberar a su señor.

Reveló aquellos planes a lady Miseria, una meretriz a quien se beneficiaba ser Thoron, de modo que detuvieron y ahorcaron a los chasqueados rescatadores. Los dos caballeros murieron al amanecer, pateando y retorciéndose contra la muralla de la Fortaleza Roja cuando las sogas se les ciñeron en torno al cuello. Aquel mismo día, no mucho después del ocaso, otro horror visitó la corte de la reina: Helaena Targaryen, hermana, esposa y soberana del rey Aegon, el segundo de su nombre, así como madre de sus hijos, se lanzó desde su ventana del Torreón de Maegor para morir atravesada por las picas de hierro que erizaban el foso seco.

Tan solo contaba veintiún años. Al cabo de medio año de cautiverio, ¿por qué elegiría la reina de Aegon aquella precisa noche para quitarse la vida? Algunos creen que el horror de ver morir a ser Thoron y a ser Denys la impelió a cometer tal acto, pero si la joven había conocido a ambos hombres, tan solo pudo ser como carceleros, y no hay prueba alguna de que presenciara su ahorcamiento. Según otros, lady Mysaria, el Gusano Blanco, eligió esa misma noche para narrar a Helaena la muerte de su hijo Maelor y las macabras circunstancias del deceso, si bien cuesta concebir el motivo que pudiera haber tenido, más allá de la simple malicia.

Los maestres discutirán la certeza de tales asertos, pero aquella fatídica noche se contaba una historia más siniestra en las calles y callejas de Desembarco del Rey, en posadas, burdeles y cacharrerías, aun en los sacros septos. La reina Helaena había sido asesinada, a decir de las hablillas, igual que sus hijos antes que ella.

El príncipe Daeron y sus dragones pronto estarían a las puertas, y con ellos, el fin del reinado de Rhaenyra. La vieja reina estaba decidida a que su joven hermana no sobreviviese para regodearse de su caída, de modo que envió a ser Luthor Largent con la misión de aferrar a Helaena con sus enormes y fuertes manos y defenestrarla para que feneciese atravesada por las picas. Cabría preguntarse de dónde salió tan ponzoñosa calumnia

La Reina Dragón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora